La imagen de la Virgen de Guadalupe que quedó plasmada en la tilma de Juan Diego, ha logrado durante siglos acrecentar la fe de los fieles a la también llamada “Virgen Morena”.
Algo de lo que durante mucho tiempo se ha hablado es sobre la autenticidad de la tilma o ayate de Juan Diego, en donde quedó plasmada la imagen de la virgen.
El ayate donde está la imagen de la virgen es de fibra de maguey, mide 168 X 105 centímetros; en el año de 1666 examinaron la imagen un grupo de peritos pintores, los especialistas dijeron que se encontraban cuatro técnicas de pintura en la imagen, en diversas partes, y determinaron en la pintura no había aparejo alguno, lo que los sorprendió.
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Ricardo Kunh, director del Departamento de Química de la Universidad de Heidelberg, y premio Nobel de Química, realizó un estudio a dos fibras del ayate, en el que analizó la naturaleza de los pigmentos usados, su dictamen fue el siguiente: “En las fibras analizadas, una roja y otra amarilla, no existen colorantes vegetales, ni colorantes minerales ni tampoco animales”.
En el año de 1963 un perito en pintura, examinó la tilma y su reporte fue: “no encontré vestigio alguno de pincel ni forma de preparo en la tela, ningún artista humano hubiera escogido, para ejecutar una obra de tal magnitud una tela o lienzo de la calidad del ayate y mucho menos con una costura al centro”.
Los ojos de la virgen
Fue en el año de 1956 cuando el dibujante mexicano Carlos Salinas Chávez observo en la pupila derecha de la Virgen de Guadalupe la cabeza de un hombre.
Para el año de 1975 el cirujano oculista Enrique Graue examinó con un oftlamoscopio de alta potencia los ojos de la virgen y vio repetida la imagen de un hombre en la córnea ocular y el cristalino.
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José Aste Tonsmann escribió en su libro “Los ojos de la Virgen de Guadalupe, un estudio por computadores electrónicos”, que aumentando desde 30 hasta dos mil veces los ojos, descubrió en ambos ojos a más personas, "un indio de cuerpo entero y un español barbudo, un hombre anciano, un joven, el posible Juan Diego y una negrita".
Rafael Estartús, un oftalmólogo encargado del peritaje de dicho hallazgo, explicó que el ojo humano sólo puede registrar tres imágenes, lo que significa que las 13 que aparecen en los ojos de la Virgen constituyen un fenómeno sobrenatural.
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