Uno de los fenómenos meteorológicos, menos conocido que los huracanes y las tormentas tropicales, es la depresión tropical. Este evento meteorológico, aunque menos destructivo que sus contrapartes más potentes, juega un papel crucial en la dinámica del clima.
Una depresión tropical es un sistema climático caracterizado por un núcleo de baja presión y vientos que giran en sentido contrario a las agujas del reloj en el hemisferio norte (y en sentido horario en el hemisferio sur). Para ser clasificada como depresión tropical, debe presentar vientos sostenidos de menos de 62 km/h (39 mph).
Según la Comisión del Agua (Conagua) con la formación de una depresión tropical los vientos se incrementan en la superficie, producto de la existencia de una zona de baja presión. Dichos vientos alcanzan una velocidad sostenida menor o igual a 62 kilómetros por hora.
El proceso de formación de una depresión tropical comienza con un área de perturbación climática, típicamente en las zonas tropicales del océano. Estas perturbaciones pueden surgir de diversas fuentes, como ondas tropicales, sistemas frontales, o los restos de sistemas más antiguos.
Cuando las condiciones atmosféricas y oceánicas son favorables, como una superficie del mar cálido (generalmente por encima de los 26.5°C) y baja cizalladura del viento, la perturbación puede consolidarse y desarrollar una circulación cerrada de baja presión.
Las depresiones tropicales son conocidas por sus extensas áreas de nubosidad y precipitaciones. Aunque los vientos no son extremadamente fuertes, la lluvia intensa puede provocar inundaciones significativas, especialmente en áreas costeras y regiones con infraestructuras inadecuadas.
Impacto de una depresión tropical
Aunque una depresión tropical no tiene la misma capacidad destructiva que un huracán, no debe subestimarse su impacto. Las fuertes lluvias asociadas pueden provocar inundaciones repentinas, deslizamientos de tierra y otras emergencias que amenazan vidas y propiedades.
Por ello, es esencial que las comunidades en zonas propensas estén preparadas y tengan planes de emergencia bien establecidos.
Las autoridades meteorológicas monitorean constantemente el desarrollo de depresiones tropicales utilizando satélites, boyas oceánicas, y aviones de reconocimiento. Estos esfuerzos permiten emitir alertas tempranas y proporcionar información precisa sobre la trayectoria y evolución de estos sistemas, ayudando a alertar a la población y a crear planes de contingencia en caso de ser necesarios.
Escucha nuestro podcast