El 24 de junio, la Iglesia Católica celebra el nacimiento de San Juan Bautista, justo seis meses antes de la Navidad, en los campos, los agricultores esperan que este día llueva considerablemente, para que se obtengan buenas cosechas, pues comienza la temporada de lluvias y el ciclo agrícola primavera-verano.
“Habrá buen temporal si llueve, la cosecha será buena”, es lo que se dice en el rancho y el optimismo reina en el corazón de los hombres de campo, sobre todo en aquellos que tienen tierras de temporal.
Por esta razón en muchos lugares San Juan Bautista es Santo Patrono y se realizan fiestas y bailes en su honor, así como rituales en honor de este santo.
También en casa, varias personas, toman un buen baño, se visten de colores alegres y se perfuman, como símbolo de cambio, de dejar atrás lo viejo y abrirle paso a lo nuevo y bueno.
Algunas personas recomiendan darse un baño de plantas vegetales el 24 de junio, pues se atraerá con ello energías positivas.
Este día muchos fieles llevan el agua a bendecir y hay quien aguarda el rocío de la madrugada para quedar protegido por las fuerzas de la naturaleza.
Se cree que recoger agua lluvia el 24 de junio, mojarse el cuerpo con agua de rocío o, más fácil, salir a la calle, tocar suavemente una hoja de una planta a la intemperie y darse la bendición, acarreará bendiciones.
San Juan siempre se ha visto como un santo que entregó todo lo que tenía por los demás. Por eso, el 24 de junio es una buena fecha para pedirle bendiciones y ayuda para superar las necesidades.
Entre los fieles a San Juan Bautista es muy conocida esta oración:
“Gloriosísimo San Juan Bautista, precursor de mi Señor Jesucristo, lucero hermoso del mejor sol, trompeta del Cielo, voz del verbo eterno, sois el mayor de los santos y abanderado del Rey de la Gloria; más hijo de la gracia que de la naturaleza y por todas las razones, príncipe poderosísimo en el Cielo; Otorgadme el favor que os pido _____, si fuere conveniente para mi salvación; y si no para mi perfecta resignación, con abundante gracia; que haciéndome amigo de Dios, me asegure las felicidades eternas de la Gloría. Amén.”