Fue un verdadero cataclismo. Ocurrió en agosto de 1883 en Indonesia, donde el volcán Krakatoa, situado en una pequeña isla en el estrecho de Sunda, entre Java y Sumatra, tuvo una gigantesca erupción. Llevaba varios meses dando muestras de una creciente actividad pero fue el 26 de agosto cuando se produjo la primera gran erupción.
Cuatro erupciones más la siguieron el día 27 y fueron de tal magnitud que la isla reventó y buena parte de ella, junto al contenido del interior del volcán, acabó en la atmósfera en forma de cenizas.
Parte de estas cenizas alcanzaron los 80 kilómetros de altura. Como consecuencia, la temperatura global llegó a descender hasta 1,2 grados Celsius. De hecho, no se recuperaron los valores normales hasta 1888.
La fascinación
Se calcula que la potencia con la que explotó el Krakatoa equivaldría a unas 10.000 bombas como la de Hiroshima. Las erupciones vinieron seguidas de tsunamis con olas de 40 metros de altura. El balance de la catástrofe fue de unos 160 pueblos destruidos y más de 36.000 víctimas mortales.
De la caldera del Krakatoa nació un nuevo volcán, el Anak Krakatau que en indonesio significa el hijo del Krakatoa. Inicialmente fue un volcán submarino que emergió en 1930.
El pasado 22 de diciembre, la actividad de este volcán causó un tsunami que impactó contra las costas de las islas cercanas y dejó más de 400 muertos. Tanto las autoridades indonesias como la población local miran con preocupación al volcán, que amenaza con una nueva erupción.
También han entrado en erupción recientemente dos volcanes italianos: el Etna y el Estrómboli. La actividad del primero provocó un terremoto de magnitud 4,8 que ocasionó derrumbes en los municipios cercanos.
Aunque pueden provocar grandes catástrofes, los volcanes nos fascinan. Para conocerlos un poco mejor, hablamos con Clive Oppenheimer, profesor de vulcanología de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), autor del libro “Eruptions that Shook the World” (Erupciones que sacudieron el mundo) y coprotagonista del documental “Into the Inferno” (Dentro del volcán), que se puede ver en Netflix y película con la que se inauguró la última edición de la Muestra de Cine de Lanzarote (Islas Canarias, España).
-- ¿Recuerda la primera vez que observó el interior de un volcán?.
-- Los primeros volcanes que visité estaban en Indonesia. Tenía 19 años y fue antes de empezar a estudiar geología en la universidad. Los recuerdo todos. El primero quizá no era tan impresionante porque podías llegar conduciendo ya que estaba muy cerca de la ciudad.
Recuerdo muchas cosas diferentes de muchos volcanes: algunas veces el gas, el sonido, el olor del azufre, las rocas amarillas, rojas, de muchos colores diferentes. Tengo muchos recuerdos de Indonesia.
Algunos volcanes pueden no estar identificados
-- ¿Cuál es actualmente el volcán más grande del mundo?.
-- Uno de los más grandes es el monte Mauna Loa en Hawái, que emerge desde el mar. Tiene unos 4000 metros bajo del mar y otros 3000 metros hacia arriba. Es enorme.
-- ¿Cuál cree que es el volcán más peligroso?.
-- Hay dos maneras en las que los volcanes pueden afectar a las personas: una es a quienes viven cerca de ellos. Otra es cuando un volcán produce una gran erupción que puede cambiar el clima y de ese modo afectar a personas que viven en otro extremo del mundo.
El mayor peligro lo tienen quienes viven cerca de esas zonas. Un ejemplo es Indonesia, que tiene una gran población y los volcanes están activos con mucha frecuencia. También Guatemala, donde la gente vive a muy pocos kilómetros del volcán. Allí, es muy difícil proteger a la población.
-- ¿Cree que una gran erupción como la del Krakatoa podría ocurrir de nuevo?.
-- Sí, por supuesto. Un suceso como el del Krakatoa puede ocurrir aproximadamente una vez cada 100 años como media. Hemos tenido otras erupciones muy fuertes, por ejemplo, la del Tambora en 1815, también en ese país.
Ha habido incluso erupciones más grandes, como la de Toba, en Sumatra, hace 74.000 años. Estos sucesos ocurren aproximadamente una vez cada 50.000 años y pueden afectar a grandes regiones o incluso a todo el planeta.
-- ¿Y en los últimos tiempos?.
-- Si miramos las mayores erupciones de las últimas décadas, destacan la del Pinatubo en 1991; la del Chichón, en México, en 1992; o la del Chaitén, en Chile. Hay que tener en cuenta que los científicos no conocían ninguno de esos volcanes antes de que volvieran a la vida. Nos fijamos en los volcanes que han erupcionado en época histórica, pero también podemos esperar grandes erupciones de volcanes que no están identificados como tales.
-- Hay poblaciones que están realmente cerca de un volcán. ¿Cree que esas personas son conscientes del riesgo o no del todo?.
-- Creo que muchas de las personas que viven cerca de los volcanes no tienen otra alternativa. Si pensamos en Java, en Indonesia, una isla muy densamente poblada, mucha de la gente que vive próxima a ellos son granjeros pobres. Sus tierras quedan destruidas por las erupciones pero después vuelven.
Además, debemos recordar que los volcanes son pacíficos durante la mayor parte del tiempo. Por ejemplo, si pensamos en el Monte Vesubio, en Italia, su última gran erupción fue en 1944 y esa es una zona estupenda para vivir, porque está el mar, el clima es bueno y la mozzarella es fantástica. Puedo entender que la gente quiera vivir allí. Es verdad que alguna vez el volcán puede volver a la vida y mucha gente quedará expuesta. Es complicado. Los antiguos griegos creían que el dios Hefesto tenía su fragua en el interior del Etna.
-- ¿Por qué cree que existen este tipo de creencias incluso en la actualidad?.
-- Yo creo que en cualquier lugar (Islandia, Italia, Nicaragua, Vanuatu…) hay historias mitológicas o cosmológicas sobre los volcanes. Una razón es que es algo muy poco usual. Un elemento que, a veces, explota. Pero si tienes una historia que lo explique, no asusta tanto. Los volcanes nos fascinan. Si miramos en distintas partes del mundo, las historias sobre los volcanes son bastante similares.
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