Las tormentas tropicales son fenómenos meteorológicos intensos que se forman en zonas cálidas de los océanos y pueden causar estragos en las regiones costeras. Estos sistemas de tormentas, aunque menos poderosos que los huracanes, son capaces de generar fuertes lluvias, vientos peligrosos e inundaciones, lo que las convierte en una amenaza significativa para las áreas que se encuentran en su trayectoria.
Una tormenta tropical se forma cuando las temperaturas del océano superan los 26°C, creando las condiciones necesarias para que grandes masas de aire cálido y húmedo se eleven. A medida que el aire sube, se enfría y condensa, liberando calor, lo que potencia aún más la circulación de aire. Si este proceso continúa y el sistema de baja presión se organiza, los vientos comienzan a rotar en espiral alrededor del centro de la tormenta, conocido como "ojo". Cuando los vientos alcanzan velocidades de entre 63 y 118 km/h, se clasifica como tormenta tropical.
Estos sistemas meteorológicos suelen formarse en las regiones tropicales del Atlántico, el Pacífico y el Índico, y son monitoreados de cerca por los centros de meteorología debido a su potencial destructivo.
Características de una tormenta tropical
Las tormentas tropicales pueden durar desde varias horas hasta días, y se caracterizan por:
Vientos intensos: aunque no alcanzan la potencia de un huracán, los vientos en una tormenta tropical pueden superar los 100 km/h, provocando daños en infraestructuras, árboles y redes eléctricas.
Lluvias torrenciales: estas tormentas son conocidas por traer enormes cantidades de lluvia en poco tiempo, lo que puede derivar en inundaciones repentinas y deslizamientos de tierra, especialmente en zonas montañosas o costeras.
Oleaje elevado y marejadas: las tormentas tropicales generan un aumento del nivel del mar, lo que puede causar marejadas ciclónicas en las zonas costeras, agravando el impacto de las inundaciones.
Impacto en las regiones afectadas
Aunque las tormentas tropicales no son tan devastadoras como los huracanes, aún pueden generar un gran impacto en las comunidades costeras. Las inundaciones, deslizamientos de tierra y los daños a la infraestructura son comunes, y las zonas con menor capacidad de respuesta suelen ser las más afectadas. Las regiones propensas a estos fenómenos deben contar con planes de emergencia para mitigar los daños.
Un ejemplo de esto ocurrió en 2020 con la tormenta tropical Cristóbal, que afectó varias zonas del Golfo de México, causando inundaciones y daños materiales significativos, a pesar de no haber alcanzado la categoría de huracán.
La diferencia entre una tormenta tropical y un huracán
Es importante destacar que la principal diferencia entre una tormenta tropical y un huracán es la velocidad de sus vientos. Mientras que una tormenta tropical tiene vientos de entre 63 y 118 km/h, un huracán se clasifica cuando los vientos superan los 119 km/h. Si una tormenta tropical sigue fortaleciéndose y sus vientos aumentan, puede convertirse en huracán.
Las autoridades de las zonas costeras suelen emitir alertas con anticipación cuando se pronostica una tormenta tropical. Las medidas preventivas incluyen asegurar las viviendas, evitar desplazarse durante la tormenta y, en caso de ser necesario, evacuar las áreas más vulnerables.
EL SOL DE ZACATECAS TE RECOMIENDA ESCUCHAR EL PODCAST ⬇️
