Te imaginas estar una tarde lluviosa en casa, tumbado en tu sillón favorito, leyendo un libro... parece algo muy común, pero qué tal si ese libro está cubierto con piel humana. Sí, puede ser real y podrías tener uno de esos libros en tu colección.
Fue entre los siglos XIII y XVII, existió una técnica de encuadernación llamada bibliopegia antropodérmica, que consistía en encuadernar libros con piel humana. Aún se conservan algunos ejemplares en bibliotecas, museos o colecciones privadas.
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La piel humana se curtía como la de cualquier otro animal, al hacerlo se incrementaba el grosor de la piel y se convertía en un cuero fino muy parecido al de los terneros.
EL CASO DE JOHN HORWOOD
John Horwood era un chico británico obsesionado con Eliza Balsum, un día cuando ella recogía agua de un pozo Horwood la atacó golpeándole la cabeza con una piedra, los gritos de la chica alertaron a un grupo de personas que se encontraban cerca.
Eliza murió a causa del golpe, Horwood fue colgado en la prisión de Bristol por el crimen; en la oficina de registros de esta ciudad se conserva un ejemplar de los documentos del caso, los documentos están encuadernados con la piel del asesino.
JOHN MILTON
Un libro que contiene una serie de trabajos poéticos escritos por Milton está cubierto con piel humana.
George Cudmore fue culpado y asesinado en 1830 por el asesinato de su propia esposa, el cuerpo del asesino fue entregado a un hospital donde fue diseccionado.
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Parte de la piel de George Cudmore fue entregado a W. Clifford, un librero, que empleó la piel para forrar un ejemplar de obras poéticas del autor de “El paraíso perdido”.
EL DESTINO DEL ALMA
El libro “Des Destinées de l’ame”, escrito por la francesa Arsene Houssaye se encuentra resguardado en la biblioteca Houghton de Harvard.
En el ejemplar se encuentra una nota del doctor Ludovic Bouland, que explica que el volumen fue encuadernado “con la piel de un cuerpo no reclamado de una mujer paciente de un hospital de enfermedades mentales”.
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El doctor también explica en la nota que “un libro sobre el alma humana merecía tener una cubierta humana”.
En este ejemplar, si se observa cuidadosamente se podrán distinguir los poros de la piel, que confirma el origen humano de la cubierta.
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