El Poder Judicial de la Federación concedió la suspensión de la “Gran Novillada Internacional” que estaba programada para realizarse mañana domingo en la plaza de toros de Zacatecas.
Se trata de la tercera resolución judicial en contra de la fiesta brava en el estado, después de la suspensión –no acatada- del serial taurino de la Feria Nacional de Zacatecas (Fenaza) en septiembre del 2022 y de los encierros de La Jerezada del 2023.
Ayer viernes, la Jueza Segunda de Distrito, decretó como medida cautelar dicha suspensión como parte del juicio de amparo 495/2024 promovido por la asociación ambientalista Proyecto Solovino.
“Se logró (…) ya basta de lucrar con el abuso de los animales. Esto no es arte es negocio de unos cuantos”, expresó la representante de la asociación, Astrid Reveles, al dar a conocer la medida cautelar.
En la resolución, la jueza ordena a la autoridad “en el ámbito de su competencia, ordenar al o los particulares que tengan intervención en la ejecución del acto reclamado, la inmediata paralización de los mismos y, en su caso, tomen las medidas para el cumplimiento estricto a lo establecido en la presente determinación”.
En el evento se lidiarían seis novillos de la ganadería de Chinampas, ubicada en Ojuelos, Jalisco.
Antecedentes
En el año 2022, la asociación civil Colectivo Nacional Anticorrupción (Colecna) tramitó un amparo logrando la orden de suspender las 10 corridas programadas para la Fenaza de aquel año, aunque dicha resolución no fue acatada y todos los eventos se realizaron.
En febrero del 2023, el Poder Judicial de la Federación otorgó otro amparo a Colecna para suspender los encierros de La Jerezada, en el municipio de Jerez, los cuales sí se cancelaron. La resolución se basó en “criterios en favor de la protección y derechos de los animales”.
En el año 2013, la fiesta brava fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial del Estado de Zacatecas, por el congreso del estado, el cual destacó el valor histórico, sociológico y antropológico de esa tradición.
“Defender las corridas de toros, no significa proteger cualquier práctica cultural, porque son por encima de todo, una fiesta porque representan un fiel reflejo de la vida cotidiana, en la que se amalgama el arte, la técnica, lo eterno, lo efímero, la emoción y el valor”, expresa el decreto.