“El Pana vive seguirá vivo, su legado sigue presente en el mundo de los toros”, coincidieron algunos aficionados seguidores del torero Rodolfo Rodríguez González, que recordaron el cuarto aniversario luctuoso del también llamado “Brujo de Apizaco”.
Fue precisamente el 2 de junio del 2016, cuando Rodríguez González murió en un hospital de Guadalajara, Jalisco, luego de un percance que sufrió en el ruedo de la plaza de Gómez Palacio, Durango, el 1 de mayo, por parte del toro de nombre “Pan Francés”.
“El Pana”, como también se le conocía fue fiel reflejo de su tauromaquia que instrumentó de manera especial, que despertó entre la gente sentimientos y emociones, en todos los cosos en los que se presentó, con lo que enalteció el orgullo de muchos mexicanos.
De allí que se convirtió en el “torero del pueblo”, por las características de su idiosincrasia y de su forma de ser y de comportarse, el caló que manejaba, un hombre que fue muy humilde; de vendedor de gelatinas, cargador, enterrador de panteones y luego panadero de donde surgió su apodo, se convirtió en leyenda... en una leyenda viva del toreo mexicano.
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