La veneración del altar de Dolores se destaca como una tradición arraigada en nuestro país desde el siglo XVII. Este altar evoca los sufrimientos experimentados por la Virgen María durante la crucifixión y muerte de su hijo, Jesucristo.
A medida que se acerca la Semana Santa y se prepara para vivir la Pasión de Jesucristo, se conmemora el Viernes de Dolores. Esta festividad, celebrada el viernes previo al Domingo de Ramos, marca el inicio de la última semana de la Cuaresma y en algunas regiones es considerada el comienzo de la Semana Santa, marcando el inicio de las procesiones. Este día representa el dolor de la Virgen María por la muerte y crucifixión de su hijo Jesús.
La figura de la Virgen, a menudo representada con lágrimas en los ojos y a veces con una daga en el pecho, encarna los siete dolores que experimentó antes de la pasión y muerte de Jesucristo.
Durante la celebración de los Dolores de Nuestra Señora, se incorpora en la liturgia de la Misa la secuencia del Stabat Mater, una oración que reflexiona sobre el sufrimiento de María durante la crucifixión y muerte de Jesús.
La festividad del Viernes de Dolores tiene profundas raíces en la devoción mariana, con numerosas manifestaciones de piedad popular en Europa y América.
Los siete dolores de la Virgen representan momentos clave en la vida de Jesús, desde la profecía de Simeón hasta la sepultura de Jesús y la soledad de María. Estos dolores están estrechamente relacionados con su Hijo y simbolizan el sufrimiento compartido de madre e hijo.
El Altar de Dolores, con sus raíces en la devoción mariana de la Edad Media, adquirió su forma prominente en España durante el siglo XVI, en el contexto de la Contrarreforma católica. Con el tiempo, esta devoción se extendió por todo el mundo católico, adaptándose a diversas tradiciones y expresiones culturales.
El Altar de Dolores puede ubicarse en cualquier hogar, pero si se coloca dentro de una iglesia, debe estar en una parte lateral sin ocupar el altar principal.
Antiguamente, la advocación dolorosa de la Virgen María tenía dos fechas festivas en el calendario litúrgico: el Viernes de Dolores y Nuestra Señora de los Dolores. Sin embargo, desde 1969, el Papa Paulo VI suprimió el Viernes de Dolores en Cuaresma y dejó el 15 de septiembre para su festividad.
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