Antes de ser una de las más reconocidas artistas del arte conceptual mexicano contemporáneo, Teresa Serrano fue madre de seis hijos, a quienes educó con gran cariño y dedicación. Sin embargo, cuando éstos comenzaron a crecer y a emprender sus propios caminos, ella se percató de que, sin saberlo, había sacrificado su identidad, hasta el grado de que sólo se sentía un guante en la mano de su esposo.
Fue ahí, en 1975, a los 36 años, que decidió que sería artista, a pesar de las negativas de su marido y el terrible pensamiento de haber iniciado su carrera demasiado tarde. Tras sus primeras incursiones pictóricas con un grupo de señoras, tuvo la determinación de alcanzar su objetivo: se divorció y se mudó a Nueva York, donde sedienta de conocimiento visitó todas las galerías y exhibiciones, escuchó pacientemente cátedras de arte, y conoció a grandes artistas y poetas que la instruyeron.
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Ahora su trabajo ha sido reconocido en varias galerías de las más importantes ciudades del mundo ―Buenos Aires, Madrid, CDMX, Nueva York, Río de Janeiro, Los Ángeles, Beijing― por su alta calidad conceptual y firme propuesta feminista, estrechamente relacionada con su experiencia como mujer y la reflexión del cuerpo como medio de enunciación.
Para reconocer tan increíble trayectoria, el Museo Universitario del Chopo inaugurará este jueves a las 17:00 horas, la exposición Gritos, susurros y guiños, una minuciosa retrospectiva de la artista, a 47 años del inicio de su carrera.
“Teresa Serrano tiene un papel muy interesante porque no forma parte de ninguna de las corrientes con las que se suele pautar las narrativas del arte contemporáneo mexicano. Su trabajo desde los años 80 se vinculó con las corrientes conceptuales estadounidenses, pero haciendo uso de contenidos y temas meramente mexicanos. Creo que es muy importante su reflexión crítica de ambas realidades”, comenta en entrevista la curadora de la exposición, Karen Cordero, en entrevista con El sol de México.
La curadora explica que, si bien a través del dibujo, la escultura, la creación de instalaciones y de videos, el feminismo se ha vuelto el eje conductor de prácticamente toda la obra de Serrano, éste responde a su convicción de que “todo lo personal es político”, lo cual ha permitido tener una postura independiente, lejana de cualquier feminismo dogmático.
Con casi un centenar de piezas en exhibición, Gritos, susurros y guiños, estará dividida en varios ejes temáticos que ejemplificarán los principales intereses de la artista. El primero de ellos es La politización de lo personal, donde se podrán ver su serie de pinturas hechas en la década de los noventa del siglo pasado que reflexionan sobre lo femenino y la subjetivación del entorno doméstico; mientras que, en Lo duro, lo suave y lo sensible, se evocan metáforas irónicas del cuerpo femenino, desde el trabajo escultórico temprano de Teresa.
También destaca el eje Pautas ecofeministas, el cual comprende la visión de las obras vinculadas a la ecología y el feminismo utópico, del cual Teresa Serrano fue pionera en el arte mexicano, entre ellas la instalación transitable Isla Jardín conformada por un paisaje topográfico de plantas en la Galería Central del Museo del Chopo; y el eje Giros narrativos, que muestra las incursiones al mundo del video y el cine que Serrano ha hecho para señalar las heridas persistentes en la sociedad mexicana dentro de un aparente cambio de panorama en la equidad de género.
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De este último, destaca la video instalación Mujeres volcanes, que Teresa Serrano realizó exprofeso para esta nueva exhibición, el cual denuncia “como un grito de desesperación, de auxilio, de enojo, la falta de atención que gobierno y sociedad ponen ante la violencia contra las mujeres”, según explica la misma artista.
Tras la inauguración, Teresa Serrano y la curadora Karen Cordero ofrecerán, a las 18:00 horas en la Cafetería del museo, una charla para los asistentes en la que profundizarán en la carrera de la artista.