El 22 de febrero de 1940, Tenzin Gyatzo fue entronizado como el nuevo Dalai Lama, tenía en ese momento cinco años de edad, se trata del XIV Dalai Lama.
Su verdadero nombre es Lhamo Dondhup y nació el 6 de julio de 1935 en Taktser, China, sus padres eran Choekyong Tsering y Diki Tsering.
El Réting Rinpoché, tuvo un sueño, en el que conoció que el último Dalai Lama se había reencarnado en un niño que vivía en una casa con tejado azul y porche, que tenía un perro y la casa estaba situada cerca de un monasterio.
En 1938 Altos Lamas y dignatarios fueron enviados por todo el Tíbet para buscar el sitio de la visión. Los que se fueron hacia el este, fueron dirigidos por el Lama Kewtsang Rinpoché del Monasterio Sera. En Takster, encontraron dicho sitio y fueron a la casa con Kewtsang Rinpoché disfrazado como el sirviente y el monje de menor rango vestido como si fuese el líder. Rinpoché llevaba colgado un rosario del Décimo Tercer Dalai Lama y el niñito al verlo lo reconoció y le dijo que se lo diera. El prometió dárselo siempre y cuando adivinara quien era él. El niño respondió, Sera aga lo que en el dialecto local significaba, un monje de Sera. El niño fue también capaz de decirles quien era el verdadero líder y quien era el sirviente.
El 22 de febrero de 1940, después de ordenarlo monje, fue entronizado como XIV Dalai Lama del Tibet. Adoptando el nombre de Tenzin Gyatso.
En 1950, cuando aún no había cumplido la mayoría de edad -y teniendo todavía que enfrentar nueve años más de intensa educación religiosa- los comunistas chinos invadieron el país. Tenzin Gyatso, declarado mayor de edad antes de tiempo, asumió el poder y se refugió cerca de la frontera con la India; pero, al no recibir ayuda exterior pese a su llamamiento a la India de Nehru y a las Naciones Unidas, hubo de aceptar la tutela comunista, firmando en 1951 un tratado que convertía al Tíbet en provincia autónoma de China.
En 1954 junto con una gran cantidad de dignatarios religiosos y civiles, viajó a Pekín para mantener conversaciones de paz con Mao Tse Tung, y en 1956 lo hizo a la India, donde pudo conocer al Primer Ministro Nehru, a quién le solicitó apoyo. Pero la crisis continuó y se provocó la primera rebelión antichina en dos provincias fronterizas de la población tibetana.
El 10 de Marzo de 1959 Lhasa se sublevó para reafirmar su independencia. Las demostraciones fueron brutalmente reprimidas hasta la total ocupación del país. Decenas de miles de tibetanos murieron en los bombardeos o fueron encarcelados. Considerando que la única forma de liberar a su país de la opresión, era que su palabra y su actividad no fueran acalladas, Su Santidad el Dalai Lama cruzó los Himalayas a pie, en un peligroso viaje que le llevó al exilio en India. Unos 80.000 tibetanos le acompañaron, mientras Mao ponía en el gobierno del Tíbet al Panchen Lama -al que sin embargo no consiguió manejar a su gusto y encarceló en 1964.
Desde entonces ha vivido a los pies de los Himalayas en Dharamsala, India, el asiento del Gobierno Tibetano en el exilio, una democracia constitucional desde 1963.
En Lhasa, la mítica capital del Tíbet, comenzó sus estudios, y a los 25 años logró su doctorado en filosofía budista. El Dalai Lama se abocó a la inmediata y urgente tarea de preservar la cultura tibetana. Fundó asentamientos agrícolas para que los refugiados viviesen en ellos, un sistema autónomo de educación y otros institutos culturales para preservar las artes y la ciencia, sin descuidar la fundación de más de 200 monasterios para mantener la tradición budista, esencial al espíritu tibetano.
En 1963, promulgó una constitución democrática, basada en el budismo y en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, como modelo para un Tíbet libre. Desde entonces, ha sido el más vigoroso defensor de este experimento democrático, presentando permanentemente propuestas para resolver la situación de la independencia. La oposición de las autoridades chinas, sin embargo, ha impedido toda solución.
En 1982 Deng Xiaoping invitó a regresar al Dalai Lama, que prefirió permanecer en el exilio, dedicándose a preservar en el norte de la India, Nepal, Bután y Sikkim la cultura tibetana destruida por las autoridades chinas en su país de origen, al tiempo que asumía públicamente los ideales de la democracia y el pacifismo.
En la década de los ochenta el Dalai lama trató de abrir puertas al diálogo con los chinos. Propuso un Plan de Paz de Cinco Puntos en 1987-1988 con el que se estabilizaría toda la región asiática, siendo muy elogiado por estadistas y cuerpos legislativos de todo el mundo, pero que los chinos no han entrado todavía a negociar.
Él dijo en cierta ocasión: mi religión es el amor y la compasión, porque estas son cualidades que todos los seres conscientes necesitan. Independientemente de si sigue o no una tradición religiosa, el amor y la compasión son apreciados por todos. Siempre abierto e interesado en todos los puntos de vista del pensamiento humano, ha tenido frecuentes encuentros con los Iíderes de casi todas las religiones, incluyendo al Papa Pablo VI y Juan Pablo II. Su prédica constante es poner la sabiduría de las religiones al servicio del bien de todos los seres, integrando sus valores a la política o la ciencia. Firme defensor de la no violencia, el Dalai Lama, humildemente suele decir: soy simplemente un monje budista.