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La gente de Concá cuenta que la actual campana de Jalpan fue hecha a finales del siglo XVIII en una provincia de España con oro y plata llevados de México. Los sonidos que emitía eran tan armónicos y dulces que el rey mandó colocarla en la torre de la Catedral de Madrid; permaneciendo ahí por muchos años. Pero ocurrió un día de septiembre de 1810 que la campana repicó sola y más alegre que antes.
Tiempo después su tañer se escuchaba algunos días con júbilo y otros, sumamente triste. La gente no comprendía este suceso, hasta que un navío español llegó de México para informar de la lucha de Independencia en la Nueva España.
Las fechas que dieron los marineros coincidieron con el extraño tañer de la campana; comprobando que se manifestaba entusiasta cuando los españoles perdían una batalla. Enfurecido por esto, el rey mandó que la empacaran rellenando su interior para que el badajo no hiciera contacto con su cuerpo, pero ni así lograron callarla.
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Cansados de esta situación, optaron por embarcarla para después arrojarla en medio del océano. Pero durante la travesía, la campana cobró vida y voló hasta caer frente al templo de Concá. Los vecinos que la vieron alojarse en el suelo la subieron al campanario donde permaneció para beneplácito de la población.
Pero su historia no quedó ahí. En 1940, Don Gregorio Olvera la solicitó para que repicara en Jalpan con motivo del aniversario de la Independencia. Al no devolverla como se había pactado, la campana perdió su sonoridad y un día no amaneció. Se dice que regresó sola a Concá recobrando su agradable sonido. Don Gregorio intentó llevársela nuevamente pero la campana se resistió y fue sumiéndose en la tierra.
Los vecinos dijeron que estaba encantada y sólo los niños podían sacarla y trasladarla a Jalpan. Así se hizo y una vez colocada en el campanario de esta población, enmudeció y voló otra vez hacia Concá. La gente mayor instó a los niños para regresarla y sentenciaron a la campana que la fundirían si volvía a irse. Nunca más lo hizo, pero tampoco volvió a emitir sus melodiosos sonidos. Se dice que únicamente los auténticamente patriotas e incorruptos pueden escuchar, el día 15 de septiembre, la belleza de su tañer.
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