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En la Ciudad de México existe un punto de encuentro social y cultural, caracterizado por sus espacios educativos, jardines, museos, restaurantes… también por sus leyendas. Se trata de la alcaldía de Coyoacán.
Quien recorre los caminos empedrados se encuentra con casas de arquitectura histórica, que fueron habitadas por Frida Kahlo, Agustín Lara o el director Emilio “Indio” Fernández y que van llenando el ambiente de una manera especial.
La atmósfera cambia entre cada esquina.
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Se dice que sobre el antiguo Palacio de Coyoacán se llevó a cabo la tortura de Cuauhtémoc, aunque no hay ninguna documentación que avale esta hipótesis.
Hay quien además cuenta que Hernán Cortés construyó su casa, hoy conocida como la “Casa de Cortés”, que alberga actualmente al Ayuntamiento, pero también se trata de una leyenda, porque el edificio se terminó de construir en el siglo XVIII, por lo que es imposible que el conquistador español hubiera vivido en ella.
Lo que sí es verdad, es que en Coyoacán existe el barrio de Santa Catarina y en él se encuentra el Callejón del Aguacate, del que se cuentan muchas leyendas terroríficas.
En el siglo pasado, durante los años treinta, el general Lázaro Cárdenas era el presidente de México y justo en aquellos años, un hombre, que había terminado su carrera como militar tras sufrir horribles experiencias bélicas, llegó a la angosta calle del Aguacate para cambiarse de casa y vivir en un lugar tranquilo, a la espera de que ello le sentara bien.
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Una vez instalado, el ex soldado vestía su uniforme y tomaba largas caminatas por el barrio para relajarse.
El hombre siempre portaba su uniforme con orgullo y en su atuendo nunca faltaban sus medallas de reconocimiento.
Un día, durante su camino a casa en la reducida calle empedrada, se encontró a un niño que quedó fascinado por su atuendo y le pidió que jugara con él, a lo que el militar se negó rotundamente.
Se dice que el pequeño le insistió mucho al soldado y en un acto desesperado de ira terminó con su vida y lo colgó en el árbol de aguacate, localizado a mitad de la calle.
Un misterioso monje fue testigo del horrendo crimen, debido a que los observaba desde las ventanas de su claustro.
El militar se arrepintió tras haber cometido aquel horrible acto y, para intentar calmar su conciencia, decidió mandar a construir un altar dedicado a una virgen en la esquina del callejón, para que cada persona que pasara por ahí expiara sus pecados con una oración.
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El niño ahorcado fue el primer espíritu en quedar atrapado en el callejón y uno de los que más se manifiesta, pues en la soledad de la noche, la silueta del niño se aparece y sus quejidos estallan desde aquel árbol de aguacate, si pasas por la calle en las noches, sin duda podrás escucharlo.
Algunas personas aseguran que a la Virgen del altar que mandó construir el asesino, se le ha visto llorar sangre, hay quien afirma que es por todas aquellas almas perturbadas que no pueden descansar y otras que es por la inocencia del niño asesinado.
El Callejón del Aguacate es un destino imperdible para los viajeros que buscan una experiencia única y auténtica en Coyoacán. Al visitarlo, te sumergirás en una atmósfera única.
