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Una noche negra estaban reunidos varios amigos en un lugar muy cercano al panteón de Concepción del Oro. Aburridos de la misma rutina, uno de ellos propuso divertirse en el cementerio.
Tenían que llegar individualmente hasta la última tumba y mover de lugar el sombrero. El último en entrar cayó en una fosa y al intentar salir, algo lo jalaba de la pierna.
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Al notar que tardaba tanto, el resto del grupo fue a auxiliarlo y a partir de ese momento comenzó su racha de mala suerte
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