[Podcast] Cofre de Leyendas / El origen de Balam (jaguar)

Cuenta la leyenda que las manchas del jaguar se deben a una venganza

  · martes 3 de diciembre de 2024

Los mayas tenían una leyenda para explicar las manchas que el jaguar mostraba en su pelaje / Imagen ilustrativa / Microsoft Designer IA

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En la cultura maya prehispánica el jaguar o balam se asociaba con diversos aspectos como el poder, la muerte, las prácticas chamánicas, el cielo nocturno, el inframundo, pero también con la agricultura y la fertilidad.

Dentro de esta visión el jaguar pertenece a la oscuridad y guarda una estrecha relación con los dioses del inframundo y con los lugares por donde se puede acceder a este: las cuevas, el interior de los montes, las selvas y el bosque. Por otro lado, su piel manchada se asemeja al cielo estrellado, por lo que el jaguar tiene dominio sobre la noche.

En ocasiones se identificó a los gobernantes con el jaguar y se les representó portando cinturones, pectorales, sandalias o tocados elaborados con piel de jaguar, incluso los huesos del jaguar se emplearon para elaborar bastones de mando. Todos estos símbolos dotaban al gobernante de características felinas asociadas con el poder.

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Los mayas tenían una leyenda para explicar las manchas que el jaguar mostraba en su pelaje.

Existe una leyenda que explica el porqué las manchas del jaguar:

Todo comenzó en la selva. Además de jirafas, jabalíes, cebras y monos; existía el jaguar. Este, en particular, era muy vanidoso; pues solía presumir todo el tiempo su impecable y hermoso pelaje amarillo. Se esforzaba por mantenerlo limpio y brillante.

En una ocasión; los monos se pusieron a jugar con la fruta. Uno de ellos arrojó un mamey; que para su mala suerte cayó en el lomo del jaguar que pasaba. Furioso, el felino le lanzó un enorme zarpazo; y una vez herido, se lo llevó a las profundidades de la selva y lo devoró.

Los demás monos, indignados, fueron con los dioses. Gritaban y se quejaban, exigiendo un castigo para el jaguar; pues no había cazado por hambre, sino por simple venganza.

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En respuesta, los dioses les dijeron que la próxima vez que el felino pasara, le arrojaran aguacatillos. La mancha permanecería; y así el jaguar perdería la razón de la vanidad por la que mató al mono. Para llevar al jaguar hasta la trampa; los dioses enviaron a los jabalíes a perseguirlo en grupo para que corriera hasta los árboles de aguacatillo.

Así lo hicieron. El jaguar huyó para evitar ser aplastado por los jabalíes y llegó corriendo a los aguacatillos, en donde lo recibió una lluvia de estos frutos.

Se dice que el furioso rugido que emitió al no poder desmanchar su pelaje resonó en toda la selva.

Desde entonces, el jaguar tiene manchas negras en su piel, y sus peores enemigos son los monos y los jabalíes.



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