En Pinos, Zacatecas al centro de México se encuentra una comunidad llamada el Nigromante que antiguamente albergaba la hacienda de San Nicolás de Quixas, un importante centro ganadero y agrícola en la región.
Una de las leyendas más representativas de ese lugar es la del Cerro del Chiquihuitillo y que tomó lugar mucho antes de la fundación de la Hacienda allá por el siglo XVI.
Se afirma que en aquellos años pasaba por el lugar, el camino Real de la Plata, por donde pasaban las carretas cargadas con metales preciosos de las minas zacatecanas, y justo en eses trayecto eran asaltadas por los naturales de la región.
Los indios Chichimecas, robaban las carretas emboscando a las diligencias, pues conocían muy bien el terreno y todos los tesoros que recolectaban de sus atracos, los escondían dentro de las cuevas del cerro del Chiquihitillo.
La leyenda cuenta que tras la caída de los Chichimecas a manos de los españoles, los últimos naturales que custodiaban el tesoro del Chiquihuitillo decidieron sacrificarse no sin antes lanzar un poderoso hechizo con sus conocimientos ancestrales para proteger todo el oro y la plata.