Aunque la mayor parte de las representaciones teatrales se centran en revivir el periodo de las cruzadas, la festividad está dedicada a San Juan Bautista.
Marco Polo Mazatán Acosta, presidente de la Cofradía de San Juan Bautista, comentó que en esta fiesta se realizan tres escenificaciones con hechos importantes en la historia de la fe:
- Los 12 pares de Francia de Carlomagno,
- La Batalla de Lepanto
- El martirio de San Juan Bautista.
➡️ Morismas de Bracho: 200 años de tradición en Zacatecas
El líder de los cofrades destacó que las familias viven las morismas como una forma de honrar al bautista, no solo para agradecer y pagar mandas por favores recibidos, sino también para pedir nuevos favores y milagros.
Como integrante de la tercera generación de una familia de creyentes y morismeros, Marco Polo recordó que la motivación nace por la devoción a la imagen de San Juan que se encuentra en la capilla de Bracho y cuya antigüedad y origen se desconoce.
Así participan personas que han heredado esta tradición y devoción a sus descendientes; por ejemplo, la familia Ríos, cuyos integrantes han interpretado por más de 80 años, el papel de Juan de Austria, integrante de la familia real española que participó en la Batalla de Lepanto.
La casa de San Juan
La historia de la capilla que hoy se conoce como “Bracho” tiene su origen en el siglo XVI. Según señaló Bernardo del Hoyo, se sabe que esta capilla estaba dedicada a la Santa Cruz, y que debió de haber formado parte de su hacienda de beneficio de plata.
Menciona que es muy probable que la imagen de un Santo Cristo que se conserva en la capilla de Bracho sea la antigua imagen titular de esa capilla. En un documento que se encuentra en el archivo de la Arquidiócesis de Guadalajara de principios del siglo XIX nos dice que la capilla de Bracho, se titulaba, “Nuestra Señora del Carmen”.
Con motivo de las Leyes de Reforma en 1857, esta capilla al igual que muchas sufrió ruina y abandono, y no fue sino hasta por el año de 1870 que se volvió a habilitar, ahora con el título de San Juan Bautista.
La capilla de Bracho, durante muchos años permaneció casi igual a su restauración del siglo XVIII, y no fue sino hasta una reconstrucción en 1979, y posteriormente otra más en el año 1990 para la visita del Papa Juan Pablo II, cuando también se amplió su atrio.