Zacatecas, Zac.- “No me gusta ser totalmente figurativo, me gusta buscar formas que salgan de mi ser”, dijo el artista plástico Marco Alejandro Chávez Pérez, quien tiene con más de una década generando obra entre lo surrealista y el impresionismo.
Originario de Aguascalientes, pero “zacatecano por convicción” dijo que su trabajo ha figurado por mostrar un lenguaje característico que engloba la belleza del semidesierto, al mostrar una fascinación por los minerales y los cactus.
Sus inicios se remontan a su infancia, que por motivación de su madre -quien siempre lo consentía comprándole lápices de colores- el artista hacía sus propios dibujos, dándose cuenta desde entonces de su talento en las artes.
Aunque su profesionalización se inclinó en la educación primaria, el instinto e inquietud por expresar ideas y pasiones se manifestaron en varias disciplinas artísticas, mismas que hasta la fecha lo han colocado como un obsesionado por las rocas “es parte de mi configuración, desde niño tuve gusto por los minerales y los cactus”.
Siendo versátil, realizó el mural “Nueva revolución” en la escuela de San Marcos, Loreto, Zacatecas; asimismo ha participado en varias exposiciones colectivas en importantes recintos de la República Mexicana, y hasta le fecha ya suma tres muestras individuales.
Entre sus más importantes colecciones está “Mis demonios internos” una serie de máscaras, y otra más titulada “Fragmentos”, en donde hizo una recopilación de proyectos en la técnica de grabado.
Su más reciente producción es “Cactus pétreos”, un trabajo que le llevó año y medio realizar en talla directa sobre rocas y minerales recolectados a lo largo y ancho de Zacatecas, con la idea de representar la flora y la fauna del estado.
Una propuesta de esculturas en donde “se conjunta el amor por los cactus, el gusto por los minerales y el amor por el arte”. Es una colección de más de 30 piezas hechas en piedra volcánica de Fresnillo, crisocola de Concepción del Oro, mármol negro y ónix de Mazapil, cuarzos blancos de Zacatecas, que ahora alberga el Centro Cultural Ciudadela del Arte en la capital zacatecana.
Y aunque empezó a esculpir por afición y a experimentar con hueso, cuerno de res y de venado, adquirió habilidad para la práctica hasta llegar a la roca, siendo esta su actividad favorita.
Por el momento, Chávez Pérez prepara “Los hijos de la Nahuala” que integrará linograbados en una serie de 16 piezas, y que próximamente dará a conocer al público.
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