La actriz Diana Bracho siempre ha sido una apasionada del lenguaje, y esa pasión la ha llevado a explorar las palabras de una manera muy personal, como lo hizo cuando tenía solo siete años al escribir su primer poema tras la muerte de Xavier Villaurrutia. Hoy, a los 79 años, ha decidido volver a sumergirse en la poesía, publicando su primer libro titulado "Pronóstico reservado". Este libro fue presentado por el escritor y periodista de El Sol de Zacatecas, Raúl García Rodríguez, junto con Nelly Plascencia.
Durante su visita a la entidad, invitada por el Instituto Zacatecano de Cultura, en el marco de la Feria Nacional del Libro, Bracho explicó que "Pronóstico reservado" surgió gracias a la generosidad de muchas personas. Relató que en una ocasión mostró un poema al director de cultura de León, quien la animó a publicar su trabajo. Esto la motivó a recopilar diversos textos que había escrito a lo largo de los años. En estos escritos, al igual que en su carrera actoral, Bracho se transforma en diferentes personajes. Aunque el libro trata temas dolorosos como la muerte y la soledad, lo hace de una manera natural.
Visiblemente emocionada por la cálida recepción del público zacatecano, Bracho agradeció a Raúl García por haber captado la esencia de sus palabras, destacando que el libro es una expresión profunda de sus sentimientos como ser humano.
La portada de "Pronóstico reservado" presenta la obra "Noches de Coyoacán" del artista zacatecano Juan Manuel de la Rosa, quien fue su compañero de vida e influyó en varios de los poemas, especialmente aquellos que exploran la temática del desierto.
Durante la presentación, García Rodríguez confesó que los poemas de Diana Bracho “lo desarmaron”, ya que abordan el amor, la soledad, la muerte y la naturaleza de una forma poco común en la poesía contemporánea. Destacó que Bracho logra plasmar estos temas en textos breves, como los Haikús, reflejando su habilidad en la escritura, nutrida por sus vivencias y su experiencia en las artes y la actuación. No sintió la necesidad de corregir o "tallerear" el texto, como suele hacer en su labor periodística, sino que se dejó llevar por la fluidez y la simplicidad admirable con la que Bracho trata temas tan profundos como la muerte.
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