/ lunes 13 de noviembre de 2017

Libro electrónico no antagoniza con su versión física

La doctora Ana María Menéndez Marcín hace un estudio sobre los cambios que se han dado entre uno y otro

El Libro Electrónico, Plataformas, industria editorial y convergencia tecnológica, publicación de la doctora Ana María Menéndez Marcín, analiza los cambios que se han dado en la forma de hacer obras impresas, hasta llegar a las alternativas digitales, cuyo futuro vislumbra, convivirán entre sí y el usuario “sacará lo mejor de cada una”, y es muy poco probable la extinción del ejemplar físico.

Antes de llegar a la anterior conclusión, la académica platicó de su reciente volumen editado por Porrúa en cuyas librerías se distribuye, así como en Amazon, justamente una de las herramientas que actualmente eligen los autores para publicar y vender sus creaciones literarias de diversos géneros.

En entrevista con El Sol de México, Menéndez Marcín platicó acerca de su trabajo de investigación en torno al desarrollo de las principales plataformas globales de distribución y venta de los libros electrónicos, donde examina tanto los formatos que más se utilizan en su producción, como los distintos dispositivos de los cuales se descargan, además de su uso en otros países.

Asimismo, la autora hace un repaso de las transformaciones que ha tenido la industria editorial desde el nacimiento de la imprenta y se trata de un tema que domina también en experiencia, debido a que ella fue coordinadora editorial de la Universidad Anáhuac y por muchos años hizo libros.

Recordó que en 1989, con la entrada de las computadoras, los autores comenzaron a llevar los originales de sus escritos por eso medio, mismos que guardaban en disquetes y posteriormente en CD y después vinieron distintos medios con los que se facilitaron los procesos editoriales y “con eso evolucionó cadena de valor digital”, explicó la doctora en Comunicación Aplicada de la mencionada casa de estudios.

Expresó que la cadena de valor de los libros, anteriormente se hacían con un método muy escrupuloso y tardado, se modificó profundamente con la tecnología y posteriormente nació el libro electrónico su adaptación de formato que antes era parecido al impreso, el surgimiento de plataformas de venta como la mencionada, así como los dispositivos como Kindle y las iPad.

“La premisa si el libro electrónico sustituirá al físico fue algo importante cuando comencé a hacer este trabajo. Iba a los congresos editoriales y las preguntas eran en torno a si el electrónico iba a acabar sustituyendo al impreso y ahí fue el principio de mi investigación, que primero estuvo dirigida al libro técnico y científico, que sirven en las universidades para los posgrados, para los profesionistas que siguen estudiando”

Menéndez Marcín dijo que cuando hizo su estudio fue “longitudinal para ver cómo iba creciendo el libro electrónico y en el 2011 solo el 40 por ciento de las editoriales que producen este tipo de publicaciones lo tenían electrónico pero ya en unos años ya estaban dentro y quien no entra a lo electrónico en producción y  distribución se queda fuera del nuevo modelo de negocio”.

En esta pesquisa, lo que la doctora observó fue que iba creciendo el interés por los libros electrónicos aunque no se producían muchos, “las grandes editoriales podrían hacer más de 50 al año, pero las pequeñas editoriales unos diez en ese periodo”, expresó Ana María y agregó que los dos formatos de su estudio tienen sus ventajas, aunque el libro físico siempre será una fuente de conocimiento.

“No estamos sustituyendo. Yo lo he visto en mis investigaciones, es que somos lectores en transición porque estamos utilizando la lectura digital y la impresa. Conozco personas que utilizan ambas plataformas” manifestó la entrevistada y enfatizó sobre el tema:

“El libro es uno de los pilares del desarrollo de las civilizaciones, el conocimiento todavía está ahí, la transición llevará años y hay nichos de mercado. Hay países que están híper conectados hablando digitalmente y hay otros, como el nuestro, donde más de la mitad no tienen acceso a la banda ancha, entonces todos ellos no van a tener sus libros digitales”.

En cuanto así el libro electrónico es una opción para que los escritores auto gestionen sus propias publicaciones, Menéndez mencionó que en España a ese tipo de libros que se publican en internet les llaman indies y tiene entendido que en algunos casos, las regalías son mayores y después dio un panorama sobre el uso en México de e-book.

“Depende de la conectividad, si solo 40 por ciento de los  hogares mexicanos tienen internet y viendo las encuestas uno ve que la mayoría de quienes lo utilizan lo hacen en su casa, esto ya deja a gran parte de la población sin entrar, pero mientras crezca, el precio de los libros electrónicos baje y exista una regulación el futuro para su consumo es promisorio”, concluyó la autora.

El Libro Electrónico, Plataformas, industria editorial y convergencia tecnológica, publicación de la doctora Ana María Menéndez Marcín, analiza los cambios que se han dado en la forma de hacer obras impresas, hasta llegar a las alternativas digitales, cuyo futuro vislumbra, convivirán entre sí y el usuario “sacará lo mejor de cada una”, y es muy poco probable la extinción del ejemplar físico.

Antes de llegar a la anterior conclusión, la académica platicó de su reciente volumen editado por Porrúa en cuyas librerías se distribuye, así como en Amazon, justamente una de las herramientas que actualmente eligen los autores para publicar y vender sus creaciones literarias de diversos géneros.

En entrevista con El Sol de México, Menéndez Marcín platicó acerca de su trabajo de investigación en torno al desarrollo de las principales plataformas globales de distribución y venta de los libros electrónicos, donde examina tanto los formatos que más se utilizan en su producción, como los distintos dispositivos de los cuales se descargan, además de su uso en otros países.

Asimismo, la autora hace un repaso de las transformaciones que ha tenido la industria editorial desde el nacimiento de la imprenta y se trata de un tema que domina también en experiencia, debido a que ella fue coordinadora editorial de la Universidad Anáhuac y por muchos años hizo libros.

Recordó que en 1989, con la entrada de las computadoras, los autores comenzaron a llevar los originales de sus escritos por eso medio, mismos que guardaban en disquetes y posteriormente en CD y después vinieron distintos medios con los que se facilitaron los procesos editoriales y “con eso evolucionó cadena de valor digital”, explicó la doctora en Comunicación Aplicada de la mencionada casa de estudios.

Expresó que la cadena de valor de los libros, anteriormente se hacían con un método muy escrupuloso y tardado, se modificó profundamente con la tecnología y posteriormente nació el libro electrónico su adaptación de formato que antes era parecido al impreso, el surgimiento de plataformas de venta como la mencionada, así como los dispositivos como Kindle y las iPad.

“La premisa si el libro electrónico sustituirá al físico fue algo importante cuando comencé a hacer este trabajo. Iba a los congresos editoriales y las preguntas eran en torno a si el electrónico iba a acabar sustituyendo al impreso y ahí fue el principio de mi investigación, que primero estuvo dirigida al libro técnico y científico, que sirven en las universidades para los posgrados, para los profesionistas que siguen estudiando”

Menéndez Marcín dijo que cuando hizo su estudio fue “longitudinal para ver cómo iba creciendo el libro electrónico y en el 2011 solo el 40 por ciento de las editoriales que producen este tipo de publicaciones lo tenían electrónico pero ya en unos años ya estaban dentro y quien no entra a lo electrónico en producción y  distribución se queda fuera del nuevo modelo de negocio”.

En esta pesquisa, lo que la doctora observó fue que iba creciendo el interés por los libros electrónicos aunque no se producían muchos, “las grandes editoriales podrían hacer más de 50 al año, pero las pequeñas editoriales unos diez en ese periodo”, expresó Ana María y agregó que los dos formatos de su estudio tienen sus ventajas, aunque el libro físico siempre será una fuente de conocimiento.

“No estamos sustituyendo. Yo lo he visto en mis investigaciones, es que somos lectores en transición porque estamos utilizando la lectura digital y la impresa. Conozco personas que utilizan ambas plataformas” manifestó la entrevistada y enfatizó sobre el tema:

“El libro es uno de los pilares del desarrollo de las civilizaciones, el conocimiento todavía está ahí, la transición llevará años y hay nichos de mercado. Hay países que están híper conectados hablando digitalmente y hay otros, como el nuestro, donde más de la mitad no tienen acceso a la banda ancha, entonces todos ellos no van a tener sus libros digitales”.

En cuanto así el libro electrónico es una opción para que los escritores auto gestionen sus propias publicaciones, Menéndez mencionó que en España a ese tipo de libros que se publican en internet les llaman indies y tiene entendido que en algunos casos, las regalías son mayores y después dio un panorama sobre el uso en México de e-book.

“Depende de la conectividad, si solo 40 por ciento de los  hogares mexicanos tienen internet y viendo las encuestas uno ve que la mayoría de quienes lo utilizan lo hacen en su casa, esto ya deja a gran parte de la población sin entrar, pero mientras crezca, el precio de los libros electrónicos baje y exista una regulación el futuro para su consumo es promisorio”, concluyó la autora.

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