Con sus atuendos de seda y joyas de oro, los bailarines de la primera tropa homosexual Apsara de Camboya giran en un escenario con poca luz, una revolución en un país donde esta danza estuvo reservada a las mujeres durante más de mil años.
La danza clásica Apsara, que otrora fascinó a los reyes de Angkor, se remonta al siglo VII y se bailaba para el monarca y la corte.
Los siete bailarines de la tropa Prumsodun Ok & Natyarasa se mueven en el escenario, sin camisa, al son de un tema soul del británico Sam Smith y otros temas contemporáneos.
Algunos camboyanos les acusan de ultrajar la tradición.
"Pero en cuanto han visto la calidad de la danza y de la coreografía (...) pueden ver nuestro amor y devoción por la tradición", se defiende Prumsodun Ok, el fundador de la tropa.
"Algunos dicen que las personas LGTBQ [lesbianas, gay, transexuales, bisexuales intersexuales y queer] nacen anormales (...) Nuestro objetivo es usar el arte para cambiar la mentalidad", añade el bailarín Chan Sory.
Camboya no criminaliza las relaciones homosexuales, pero esta comunidad sufre discriminación y con frecuencia se les identifica con la industria del sexo y el consumo de droga.
"Mi objetivo es crear una imagen más digna y realista de lo que significa ser un LGTBQ" en la Camboya de hoy en día, afirma Prumsodun Ok, de 32 años.
Este coreógrafo nació en California. Es hijo de camboyanos que huyeron del régimen de los Jemeres Rojos que mató a unos dos millones de personas entre 1975 y 1979. En 2015, Prumsodun decidió viajar a Phnom Penh porque los jóvenes homosexuales necesitaban un "modelo".
Con el tiempo su compañía se ha forjado una buena reputación, siendo incluso invitada a actuar en el ministerio de Cultura.
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