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No cambia…
No ha cambiado mucho la vida…
¿Qué se puede esperar de un soñador?
Aún voy caminando por las calles
tratando de no pisar esas líneas amarillas.
Me gusta contemplar el amanecer
el cantar de los pájaros,
ver el brillo de la luna llena
que tantas veces me ha visto
arrancarme el alma de tristeza
y desahogarme como niño feliz.
Me gusta aún mojarme
cuando el cielo rompe en llanto
en tardes de verano.
Platicar con los amigos,
esos que conservaron su amistad
como tesoro celoso.
¡Y por qué no decirlo!
Aún me gusta sentarme en esa banqueta
a contemplar el balcón
donde se quedó la mitad de mi alma.