Además de una tradición heredada, los bordados mexicanos son una forma de expresión para quienes los realizan, tal es el caso de Angelina Acosta, artesana zacatecana con 39 años de trayectoria.
“Mi abuela me enseñó a bordar”. compartió en entrevista, y luego de encontrar el gusto por este arte popular, empezó a cursar algunos talleres que, a lo largo de los años, le ayudaron para perfeccionar la técnica.
Con hilo y aguja plasma cualquier figura y diseño en tela o soporte, lo que le ha permitido ser una de las artesanas más reconocidas dentro de la capital zacatecana.
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Continuando con la herencia familiar, Acosta despertó el interés por esta labor en su hijo, y juntos han creado la nueva técnica que denominaron “Totel”, en honor a todas las prácticas del bordado de nuestro país, que incluye el istmeño, tabasqueño y puntadas básicas regionales.
Una de las características de su trabajo es que integra otras prácticas internacionales del bordado yugoslavo, polaco, ruso, entre otros, además de realizar el famoso deshilado en varias de sus piezas.
Preocupada porque esta actividad se difunda entre las nuevas generaciones, Angelina Acosta imparte talleres particulares, pero también, oferta clases todos los sábados en la Alameda Trinidad García de la Cadena de 12:00 a 19:00 horas.
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Varios de sus trabajos han sido reconocidos en concursos nacionales y calificados como auténticas artesanías obteniendo alto puntaje en cuanto a la calidad, sobre todo con vestidos bordados.
A raíz de la pandemia por Covid-19, se ha dedicado a compartir sus cocimientos a través de tutoriales que se pueden seguir en sus redes sociales, por lo que destacó la relevancia de aprender a bordar y revalorar más lo hecho a mano y producido en Zacatecas.
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