Muere escultor Carlos Espino; sus obras embellecen a Zacatecas

Entre sus obras está la efigie de Fray Antonio Margil de Jesús

  · jueves 25 de abril de 2019

La efigie de cuatro metros de altura de Fray Antonio Margil de Jesús, realizada por encargo del ayuntamiento de Guadalupe en 2018 fue su último trabajo localizado en territorio zacatecano. / Raúl García

Falleció el escultor mexicano Carlos Espino, autor de monumentos que pueden ser apreciados en algunos de los sitios más visitados de Zacatecas.

Las estatuas de Felipe Ángeles, ubicada en La Bufa; de Fray Antonio Margil de Jesús, en el Pueblo Mágico de Guadalupe, y las de artistas zacatecanos en la plaza de Armas y la alameda, son algunas de sus muchas obras.

Como el propio escultor declaró a este medio en una de sus últimas visitas a Zacatecas, la vocación artística marcó su vida, pues desde los tres años de edad intentaba ya representar todo tipo de objetos con migajón; hoy su obra puede admirarse en lugares como la Ciudad de México –donde nació en 1953–; Villahermosa, Tabasco; Veracruz; Chihuahua; Mazatlán, Sinaloa, y Tecomán, Colima.

En 1989 hizo la escultura monumental de Felipe Ángeles, su primer trabajo ubicado en Zacatecas (Cerro de La Bufa) junto a Pancho Villa y Pánfilo Natera. En la misma explanada que es recorrida por miles de turistas cada año, en 2014 develó “Alegoría a la Toma de Zacatecas”.

La efigie de cuatro metros de altura de Fray Antonio Margil de Jesús, realizada por encargo del ayuntamiento de Guadalupe en 2018 fue su último trabajo localizado en territorio zacatecano.

Carlos Espino falleció el 26 de marzo de 2019 en la Ciudad de México.

Trabajo meticuloso

El trabajo de este escultor formado en la Academia de San Carlos y en países como Italia, Francia, Grecia y Marruecos, en años recientes tuvo más resonancia local gracias a las siete estatuas de artistas zacatecanos develadas con motivo del centenario de la Toma de Zacatecas. Cientos de zacatecanos y turistas se han fotografiado en la plaza de Armas de Zacatecas compartiendo una banca de bronce con el autor de La Suave Patria, o junto al compositor de La Marcha de Zacatecas en la alameda capitalina.

Además de López Velarde y Genaro Codina, el conjunto escultórico encargado por el gobierno del estado hace homenaje a Francisco Goitia (cuya efigie se ubica en la ciudad de Fresnillo), Manuel M. Ponce, Pedro Coronel y Julio Ruelas (alameda de la capital) y José Kuri Breña (Museo Francisco Goitia).

A pesar de su vasta experiencia, estas esculturas en tamaño natural fueron un reto especial para Carlos Espino, quien el 31 de agosto del 2016 declaró a El Sol de Zacatecas: “Cuando un artista va a representar a otro artista necesita enamorarse de la persona y de la obra”.

Explicó entonces que fue necesario efectuar una profunda investigación para representar “en toda su esencia” a los siete personajes del conjunto.

Tras definir su método de trabajo como “concienzudo”, el escultor explicó: “Me aboqué a leer sus biografías, y cuando fue posible me entrevisté con sus familiares para obtener más información de primera mano y escuchar anécdotas poco conocidas”.

La Virgen Monumental del Cerro San Simón

Posteriormente Carlos Espino esculpió el modelo para la virgen de Guadalupe de 46 metros que se iba a construir en la cima del cerro San Simón del municipio de Guadalupe.

Actualmente se desconoce la ubicación de la maqueta original de tres metros de altura que se elaboró por encargo del ex alcalde de Guadalupe, Enrique Flores Mendoza.

Cuando aún estaba en preparativos el ambicioso proyecto turístico–religioso, la maqueta de Carlos Espino estuvo en instalaciones del Instituto Politécnico Nacional (IPN) de la Ciudad de México para realizar estudios de factibilidad arquitectónica.

Entonces autoridades del Ayuntamiento informaron que también se efectuaron escaneos tridimensionales a la imagen de la virgen para los moldes en tamaño monumental que tampoco llegaron a elaborarse.

La escultura iba a ser hueca: en su interior se incluían varios mezzanines y un elevador. De acuerdo con el proyecto, también se pretendía construir una capilla interna a la altura del pecho.

Preocupación por la conservación de su legado

A una semana de que en la Plaza de Armas se develó la estatua de Ramón López Velarde, personas no identificadas arrancaron de su mano la pluma de bronce. Días después la frente del poeta fue pintada con aerosol morado y su bigote teñido con pintauñas rosa.

Este caso forma parte de una larga lista de atentados cometidos en contra de piezas del denominado “arte público”.

“Cuando me avisaron que López Velarde había sido vandalizado sentí una tristeza infinita” expresó Carlos Espino en la entrevista antes citada.

La mutilación que sufrió la figura de tamaño real –dijo– es peccata minuta si se compara con la destrucción y la desaparición de otras de sus obras ubicadas en otras ciudades.

“Falta inculcarle respeto a la gente, es necesario que se sepa que estos monumentos son de todos, también de quienes los dañan”, comentó el escultor.

La estatua del poeta jerezano no ha sufrido nuevos daños desde que fue restaurada, sin embargo en la alameda sigue mutilada la estatua de Genaro Codina, dañada por desconocidos pocas semanas después de su develación.