Una "limpia" con humo de copal, plumas de águila y agua para ahuyentar todo indicio de malas vibras, es con lo que da inicio la boda en la etnia wixárika, cuyos integrantes también son conocidos como huicholes.
Ante el marakame o sacerdote, la mujer, que representa la fecundidad sostiene una jícara con maíz, mientras que el hombre porta una vela y flecha, lo que simboliza su papel de guía, protección y trabajo. Ambos se alimentan con platillos de maíz y luego se acuestan en un petate para recibir la bendición del oficiante.
Durante siglos, la ceremonia nupcial permaneció como una incógnita para quienes no pertenecen a esta etnia que prevalece en zonas serranas y semidesérticas de Jalisco, Nayarit, Durango, San Luis Potosí y Zacatecas.
En Zacatecas, los wixárikas integran el pueblo originario más numeroso. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la lengua indígena más hablada es el huichol, con mil 892 personas mayores de tres años, superando al tepehuano y al náhuatl, que son hablados por sólo 793 y 182 personas respectivamente.
La migración de los wixárikas a los centros urbanos, y las necesidades de subsistencia permitieron que sus vestimentas, artesanías, cosmogonía y ceremonias, fueran conocidas y apreciadas por zacatecanos y turistas.
Blanca Ortega Magallanes, mercadóloga y encargada del desarrollo de eventos corporativos, ha trabajado durante 15 años con un grupo wixárika radicado en el centro del estado de Zacatecas, durante ese tiempo ha desarrollado de forma conjunta diversos proyectos para quienes visitan la entidad, entre los que sobresalen las bodas wixárikas para turistas.
En esta "experiencia" los turistas son casados por un marakame o sacerdote, siguiendo los principales pasos de la ceremonia tradicional:
Ataviados en trajes de manta con bordados de flores y venados, los novios después de la limpia inicial, y de probar platillos de maíz para luego recibir la bendición mientras yacen en un petate, mutuamente se colocan anillos de chaquira, detalle que forma parte de una fusión con las tradiciones occidentales. Finalmente se da paso a varias piezas musicales con violines, flauta, guitarra y tambor, a cargo de grupos populares wixárikas.
Todo esto se desarrolla en el marco de un espacio natural, flores, ofrendas con frutas, e incluso algunas decoraciones coloridas que son características de su cultura.
Producto turístico
"Me costó mucho convencer a este pueblo originario que aceptara incluir a la sociedad zacatecana en esta ceremonia, sobre todo porque su cultura no era inclusiva y era cerrada", recordó Blanca Ortega.
En entrevista explicó que la idea de ofertar esta boda tradicional, es sólo parte de un proyecto encaminado a generar economía para esta comunidad, profesionalizar a los artesanos, junto con la venta de sus artesanías y las limpias de sanación.
Casarse bajo estas costumbres en un evento programado, como parte de algún festival cultural, cuesta aproximadamente mil pesos por pareja, aunque si es "boda destino", la cual es gestionada por parejas de otros estados a través de la Secretaría de Turismo (Secturz), llega a cobrarse en ocho mil 500 pesos.
Este producto turístico se ha llevado a cabo en Los Conos de Santa Mónica en el municipio de Guadalupe, uno de los siete Pueblos Mágicos de Zacatecas. Blanca Ortega insiste en que lo económico no es lo fundamental, sino mantener y difundir las tradiciones ancestrales y ofrecer "experiencias especiales que marquen la vida en parejas".