Una de las prendas por excelencia es el rebozo, resultado de la convergencia de tiempos, épocas y culturas. Hay, incluso, quienes consideran que la mujer mexicana encontró su identidad social y cultural con el rebozo.
A diferencia del chal, el rebozo se caracteriza por su forma rectangular y de una sola pieza que mide entre metro y medio y hasta los tres metros, convirtiéndose en la actualidad una prenda de lujo ante sus elevados costos.
El costo de un rebozo de seda va desde los 12 mil hasta los 30 mil pesos, los de hilo de artícela tiene costos más accesibles, desde los 250 pesos a mil pesos.
El símbolo femenino
El rebozo ha trascendido como una prenda que realza la figura femenina. En Jerez era común ver los domingos pasear a las mujeres luciéndolo, incluso era una pieza que se heredaba entre las mujeres de las familias.
El poeta Ramón López Velarde, menciona en su obra esta prenda, en su poema “Tenías un rebozo de seda”, describe a su amada Fuensanta con su rebozo.
Y en “Domingos de provincia” retrata a las mujeres que cubrían su cabeza con el rebozo antes de entrar a misa.
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El investigador Jesús Carrera menciona que el pintor de Aguascalientes, Saturnino Herrán, pudo captar la importancia que López Velarde le daba al rebozo como prenda femenina, que lo dejó plenamente plasmado en la portada de “La sangre devota”, el primer libro de poemas del bardo jerezano, publicado en 1916.
El rebozo no solo es una simple prenda o accesorio, refleja la expresión de la mujer mexicana, que se ha convertido en un emblema mexicano, utilizado comúnmente en los tiempos revolucionarios y captado también en la filmografía del país en películas como el “Rebozo de Soledad” de Emilio el ‘Indio’ Fernández y protagonizada por Dolores del Río o quién no recuerda a María Félix portando con elegancia y gallardía esta prenda.
Una prenda que debe ser rescatada
El rebozo tiene mil usos, no solo cubre y abriga, sino que también envuelve y sostiene al niño recién nacido en brazos de su madre.
Francis Galván quien se ha dedicado al rescate el rebozo en Jerez, refiere que esta prenda se realizaba con algodón y era de uso diario de la mujer al ser muy térmica.
Después se fabricaron rebozos con hilo de artícela con colores muy brillantes, después se creó el de seda y hasta la actualidad forma parte del atuendo de la charrería en las mujeres.
Francis considera que, a partir de la década de 1940 su utilización se fue perdiendo poco a poco.
Desde hace 12 años, en Jerez se utiliza prácticamente como un accesorio de gala en las celebraciones de bodas o quince años para cubrir los hombros de las mujeres durante la misa, sobre todo por familias migrantes de Estados Unidos o bien como parte del atuendo de la charrería.
Durante las actividades de la Feria de Primavera en Jerez en los últimos años se ha organizado el concurso de Porte de Rebozo en el cual mujeres dan una gran muestra de las diferentes formas en que se puede utilizar la prenda y no se pierda la tradición utilizarlo.