Desde hace años, los grandes proyectos de infraestructura en Zacatecas han sido promesas que se escuchan una y otra vez en cada administración, pero que nunca se concretan. Este escenario no solo es frustrante para la ciudadanía, sino que frena el desarrollo que nuestro estado necesita y merece.
Un claro ejemplo de esto es la presa Milpillas, una obra que no solo representa un avance en infraestructura, sino que es fundamental para garantizar el abasto de agua en el estado. La realidad es que el agua es cada vez más escasa, y la demanda sigue creciendo. En un Zacatecas que enfrenta sequías y una crisis hídrica alarmante, contar con esta presa no es solo un lujo o una promesa política; es una necesidad de supervivencia y calidad de vida. Sin embargo, a pesar de la urgencia, Milpillas sigue en el limbo, una idea en papel que se ha quedado en la retórica.
Otro proyecto de gran relevancia es la ampliación de la autopista Zacatecas-Aguascalientes, una vía de comunicación crucial que agilizaría la conexión con uno de los estados vecinos de mayor crecimiento. Esta ampliación no solo impulsaría el comercio y la inversión, sino que haría más seguro el tránsito de miles de zacatecanos y visitantes que diariamente circulan por esta carretera. Pero, al igual que Milpillas, la ampliación sigue esperando en un cajón, siendo parte de discursos de campaña que no logran materializarse.
En medio de estas necesidades reales y tangibles, nos encontramos con la imposición del segundo piso en el Boulevard de Zacatecas, un proyecto que ha generado más dudas que certezas. El gobernador ha mostrado una insistencia sorprendente en su realización, a pesar de la resistencia ciudadana y de expertos que han cuestionado su impacto y viabilidad. Ante esta necedad, es válido preguntarse: ¿por qué impulsar con tanta fuerza una obra tan polémica cuando hay otras, como Milpillas y la ampliación de la autopista, que claramente son más prioritarias?
Es momento de recordar que estos proyectos pendientes no son solo un tema del presente. En su momento, el anterior presidente de la república los prometió, pero hoy seguimos esperando. Las promesas incumplidas son una cadena que debemos romper para realmente transformar Zacatecas.
Los zacatecanos queremos un futuro donde las palabras se traduzcan en realidades, donde el desarrollo no se quede en sueños. Como Partido Acción Nacional en Zacatecas, alzamos la voz para exigir proyectos que respondan a las necesidades reales de nuestro estado. Porque Zacatecas merece más que promesas; merece acciones concretas y un liderazgo que priorice el bienestar de todos.