La OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) y la UE (Unión Europea) nacieron como respuestas a experiencias de guerra, para colaborar y también para que los países integrantes se contuvieran recíprocamente. Estados Unidos (EUA) ofreció poner fin a siglos de confrontaciones en y desde Europa mediante una organización militar, con la oferta de defensa de la Unión Soviética. Ya desaparecida ésta, el presidente Bill Clinton expandió abusivamente la OTAN para ganar presencia entre los europeos y desafiar a Rusia. La UE buscaba la libre circulación de personas y mercancías, para llevar prosperidad y paz a sus miembros. Con el tiempo, la Unión ha sometido sus objetivos a los del organismo bélico y, confundida en éste, comienza a fracturar a una y otro.
La bonanza continental se fabricó especialmente en Alemania y Francia, gracias en buena parte al abasto accesible y económico la energía, granos y fertilizantes de Rusia, su socio externo. En cambio, el sistema de defensa de cada país europeo es la OTAN en mayor medida, es decir, depende del conjunto continental, y éste, de EUA. Al final, las razones de existencia de la UE pasan por esa dependencia, en un desenlace no soberano. Como consecuencia, parte de la riqueza regional queda sin impactar en el bienestar de sus ciudadanos ni mejorar la viabilidad del país, sino que se dirige a protegerse de un enemigo convenientemente creado, que han hecho crecer a base de miles de sanciones que más han afectado a sus diseñadores.
El Consejo de la Unión Europea cuenta con un sistema de presidencia rotatoria. La última ha recaído en Hungría. Su primer ministro, Viktor Orbán, inició sus actividades como representante de la UE con visitas a los mandatarios de Ucrania, Volodímir Zelensky; Rusia, Vladímir Putin, y China, Xi Jinping. Además, con el candidato a la presidencia estadounidense Donald Trump, de conocida postura a favor de la pacificación de Ucrania. Justamente, la intención de Orbán fue utilizar la vía diplomática para negociar con Rusia, pero la defensa occidental insiste en la guerra.
Los miembros de la UE descalificaron las acciones de su dirigente temporal húngaro como no representativas del conjunto. Reclaman traición a los acuerdos otanistas de quienes integran esa Unión que debería limitarse a sus objetivos económicos y sociales. Pero Orbán hace lo que le corresponde, ya que la guerra afecta dichos objetivos y resta viabilidad a la UE. Algo que en especial molesta es que la pacificación la promueva un país considerado contribuyente menor. Hasta entre unionistas hay castas. Quizá por ello EUA tiene no sólo la visión del negocio que le supone conducir a Europa por la vía militar, sino también la de que, si deja solo al continente, eventualmente entra en guerra, a pesar de la UE. Así que la OTAN es también un medio de contención y disciplinamiento externo de los europeos.
Dos organizaciones mayormente asiáticas contrastan con la UE y la OTAN. Una es la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), integrada por China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Uzbekistán, India, Pakistán e Irán. Persigue la cooperación económica y cultural, además la defensa contra acciones de terrorismo, separatismo y extremismo. Más conocido es el grupo de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), ahora ampliado como BRICS+ (Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán). Este conjunto desafía económicamente a EUA por la vía del mercado y el abandono del dólar como moneda de referencia, que su país emisor utiliza como instrumento de despojo y presión. Irónicamente, las fracturas de occidente y sus agravios terminaron por provocar el multilateralismo que tanto combatieron.