Nunca como ahora se ha violentado tanto el principio de equidad en una contienda electoral.
En todo sistema democrático deben existir reglas jurídicas que avalen la participación ciudadana y den confianza en el resultado electoral. Se trata de mecanismos que aseguran el cumplimiento del principio de equidad, con lo que se garantiza a todos los actores participantes que, siguiendo las mismas reglas y vigiladas por la autoridad electoral, se compita en igualdad de posibilidades de obtener el triunfo comicial.
Debido a lo anterior, al inicio de la elección más grande de la historia de México el INE aprobó los lineamientos y criterios en materia de propaganda, uso de programas sociales, imparcialidad de burócratas y destino de los recursos públicos, con la finalidad de evitar que se afecte la equidad en la contienda, en la que se renovarán más de 21 mil cargos en toda la nación.
Sin embargo, esos mecanismos no han sido cumplidos y se está cometiendo una flagrante violación por parte del Presidente de la República, los gobiernos federal y estatales; y los partidos de Morena, PT y PVEM, quienes con impunidad utilizan descaradamente los recursos públicos y programas sociales para promover y apoyar a sus candidatas y candidatos.
El 1 de marzo arrancaron las campañas federales, para renovar la Presidencia de México, a 128 integrantes del Senado y 500, de la Cámara de Diputados.
Para quienes aspiramos a representar al pueblo mexicano en alguno de los escaños del Congreso de la Unión fue un inicio verdaderamente complicado, ya que es prácticamente imposible competir con el dispendio y uso faccioso que el Poder Ejecutivo hace de los recursos públicos.
Otra desigualdad que enfrentamos es la maquinaria electorera más grande del país, a cargo de la Transformación de Cuarta (T4): los Servidores de la Nación. Cuenta con casi 20 mil funcionarias y funcionarios públicos de “a pie”, que entregan programas sociales con tinte electoral.
Ese funcionariado federal se ha dedicado a realizar una campaña negra a lo largo y ancho del territorio nacional para llegar a millones de hogares de beneficiarios de los programas para atemorizarles con el falso argumento de que si no gana Morena se les quitarán los apoyos sociales. Replican las viejas mañas de las que tanto se quejaban.
Claro que eso pone en grave desventaja a quienes somos abanderados por la oposición en la elección federal frente a las y los aspirantes del oficialismo.
Esa grave situación también se repite en el ámbito estatal, ya que en el primer minuto del 31 de marzo arrancaron las campañas locales en las 32 entidades donde habrá elecciones concurrentes. En 31 estados se renovarán los Poderes Legislativos; en nueve, las gubernaturas; y prácticamente en todas habrá comicios municipales.
Por ejemplo, en Zacatecas el Gobierno de David Monreal está metido al 100 por ciento en el proceso electoral. Sus burócratas salen a los 58 municipios para preguntarle a la gente qué necesita y están repartiendo calentadores solares y otros apoyos federales, a través de la bien llamada “secta del malestar”.
Durante los más de dos años del sexenio morenista no se preocupó por la población y menos por resolver sus problemas, especialmente en el combate de la inseguridad y el desarrollo económico, generando graves problemas para la gente, que en la mayoría de las veces emigra hacia Estados Unidos en busca del “sueño americano”.
El Gobernador David Monreal; el Senador Ricardo Monreal; y el alcalde de Fresnillo con licencia, Saúl Monreal, tienen en el olvido a Zacatecas. De los casi 30 meses que David ha gobernado en 29, se mantuvo en el último lugar, de 32, como el Ejecutivo peor evaluado del país. Sólo en la última mensualidad lo desplazó la Gobernadora morenista de Guerrero, Evelyn Salgado, debido a las crisis de seguridad y social por todos conocidas.
A 62 días de la elección más grande de la historia, exijo al Presidente Andrés Manuel López Obrador, a los gobiernos estatales y municipales morenistas y a los partidos de Morena, PT y PVEM a detener la campaña de Estado y dejar que sea el pueblo bueno y sabio quien elija sus gobernantes y el rumbo para México.