/ domingo 5 de noviembre de 2023

Un sindicato para todos

Aquello que puedes hacer bien, estás moralmente obligado a hacerlo.

Lyndon LaRouche.


No hay peor desposesión para los vencidos en la lucha por el reconocimiento que la pérdida de las razones sociales para la existencia, decía Pierre Bourdieu. Esas personas excluidas de los beneficios de formar parte de una sociedad o una agrupación, no importan. Pueden existir o no, sobrevivir a su manera, lo mismo da. En eso consiste toda marginación.

Se puede formar parte de los más desfavorecidos en distintos ámbitos. Uno de ellos, muy amplio, es la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), la institución con mayor planta laboral junto al Gobierno del Estado de la misma entidad. Es imposible precisar el tamaño real del sector académico, porque lo que sí existe es una variedad de formas atomizadas de incorporación laboral a la institución, ajenas al Contrato Colectivo de Trabajo (CCT).

Esto supone que, a pesar de las leyes, es en la violación a la contratación colectiva donde se articula la marginación. Un número indeterminado pero significativo de docentes labora sin poder ejercer su derecho a la certidumbre, la permanencia, el disfrute de los salarios y prestaciones correspondientes en los montos y plazos legales. La fuente de tal derecho proviene de su antigüedad y cumplimiento de las funciones encomendadas, principalmente. Sin embargo, a muchos eso no les alcanza.

En el paro de actividades impulsado por el SPAUAZ (Sindicato de Personal Académico de la UAZ) a principios del semestre que corre, supe de tres casos de profesoras que hacían guardias en distintos accesos a escuelas de la UAZ. Sin conocerse entre ellas y sin vida sindical previa por temor a represalias, me contó cada una en su oportunidad que tenía años de rezago en la basificación e incluso en la estabilización de su carga frente a grupo. Los derechos de ellas les fueron dados a otras personas, cercanas políticamente a las direcciones de las tres escuelas donde trabajan.

Aquel acto sindical de lucha solidaria respondió al rezago hasta de un semestre anterior en la asignación de cargas de trabajo en algunos centros. La toma de espacios y suspensión de actividades sirvió para establecer una mesa de revisión de casos integrada por el Comité Ejecutivo (CE) del SPAUAZ y representantes de la rectoría.

Señalemos que tanto las direcciones de las escuelas de las tres profesoras, como las delegaciones sindicales reportaban falsamente no tener ningún caso pendiente de regularización. Para ellas, constatar que el CE recientemente establecido tras una campaña en contra y votaciones muy cerradas, fue la evidencia de que ellas por fin le importaban a un grupo de docentes ajeno a las estructuras de mando de la UAZ.

Desconozco cuántas personas que como yo hacían guardias en ese paro, vivían una condición como la de las profesoras y cuántas formaban parte de esa mayoría que no padecemos situaciones irregulares, pero que entendemos que el trabajo sindical es de solidaridad y conciliación, no patronal. Sin haber recibido el encargo, acompañé a cada una a la mesa de negociaciones.

En vísperas de la votación por nuevos estatutos, hay sindicalizados que consideran democrático defender al patrón frente a los trabajadores, y atacan a quienes sí los representamos. Una posición tan cuestionable sólo se sostiene con falsedades para descalificarnos. Siguen sin entender que a los docentes no se les miente, no se les amenaza, no se les utiliza ni se les abandona. La Reforma Estatutaria Integral que construimos en la pluralidad de voces durante años así lo entiende y asume. Aspiramos a un SPAUAZ de y para docentes. Vamos todos por las razones para la existencia en la Universidad.

Aquello que puedes hacer bien, estás moralmente obligado a hacerlo.

Lyndon LaRouche.


No hay peor desposesión para los vencidos en la lucha por el reconocimiento que la pérdida de las razones sociales para la existencia, decía Pierre Bourdieu. Esas personas excluidas de los beneficios de formar parte de una sociedad o una agrupación, no importan. Pueden existir o no, sobrevivir a su manera, lo mismo da. En eso consiste toda marginación.

Se puede formar parte de los más desfavorecidos en distintos ámbitos. Uno de ellos, muy amplio, es la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), la institución con mayor planta laboral junto al Gobierno del Estado de la misma entidad. Es imposible precisar el tamaño real del sector académico, porque lo que sí existe es una variedad de formas atomizadas de incorporación laboral a la institución, ajenas al Contrato Colectivo de Trabajo (CCT).

Esto supone que, a pesar de las leyes, es en la violación a la contratación colectiva donde se articula la marginación. Un número indeterminado pero significativo de docentes labora sin poder ejercer su derecho a la certidumbre, la permanencia, el disfrute de los salarios y prestaciones correspondientes en los montos y plazos legales. La fuente de tal derecho proviene de su antigüedad y cumplimiento de las funciones encomendadas, principalmente. Sin embargo, a muchos eso no les alcanza.

En el paro de actividades impulsado por el SPAUAZ (Sindicato de Personal Académico de la UAZ) a principios del semestre que corre, supe de tres casos de profesoras que hacían guardias en distintos accesos a escuelas de la UAZ. Sin conocerse entre ellas y sin vida sindical previa por temor a represalias, me contó cada una en su oportunidad que tenía años de rezago en la basificación e incluso en la estabilización de su carga frente a grupo. Los derechos de ellas les fueron dados a otras personas, cercanas políticamente a las direcciones de las tres escuelas donde trabajan.

Aquel acto sindical de lucha solidaria respondió al rezago hasta de un semestre anterior en la asignación de cargas de trabajo en algunos centros. La toma de espacios y suspensión de actividades sirvió para establecer una mesa de revisión de casos integrada por el Comité Ejecutivo (CE) del SPAUAZ y representantes de la rectoría.

Señalemos que tanto las direcciones de las escuelas de las tres profesoras, como las delegaciones sindicales reportaban falsamente no tener ningún caso pendiente de regularización. Para ellas, constatar que el CE recientemente establecido tras una campaña en contra y votaciones muy cerradas, fue la evidencia de que ellas por fin le importaban a un grupo de docentes ajeno a las estructuras de mando de la UAZ.

Desconozco cuántas personas que como yo hacían guardias en ese paro, vivían una condición como la de las profesoras y cuántas formaban parte de esa mayoría que no padecemos situaciones irregulares, pero que entendemos que el trabajo sindical es de solidaridad y conciliación, no patronal. Sin haber recibido el encargo, acompañé a cada una a la mesa de negociaciones.

En vísperas de la votación por nuevos estatutos, hay sindicalizados que consideran democrático defender al patrón frente a los trabajadores, y atacan a quienes sí los representamos. Una posición tan cuestionable sólo se sostiene con falsedades para descalificarnos. Siguen sin entender que a los docentes no se les miente, no se les amenaza, no se les utiliza ni se les abandona. La Reforma Estatutaria Integral que construimos en la pluralidad de voces durante años así lo entiende y asume. Aspiramos a un SPAUAZ de y para docentes. Vamos todos por las razones para la existencia en la Universidad.

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