En mis colaboraciones anteriores expuse las dificultades que enfrenta México para crecer, señalé que los instrumentos que empujan el crecimiento están comprometidos en la actualidad: un sistema impositivo agotado; una fuerte restricción para acceder a los mercados financieros y el agotamiento paulatino de las reservas de petróleo crudo, fueron los elementos analizados. Ahora comparto un elemento más: La Inversión Extranjera Directa (IED), la que según el portal de la Secretaría de Economía es “aquella que tiene como propósito crear un interés duradero y con fines económicos o empresariales a largo plazo por parte de un inversionista extranjero en el país receptor. Es un importante catalizador para el desarrollo, ya que tiene el potencial de generar empleo, incrementar el ahorro y la captación de divisas, estimular la competencia, incentivar la transferencia de nuevas tecnologías e impulsar las exportaciones. Todo ello incidiendo positivamente en el ambiente productivo y competitivo de un país.”
En el año 2023, la inversión extranjera directa, según el Banco de México fue de 36,282 millones de dólares, el 47 por ciento de ella, es nearshoring.
Nearshoring es la relocalización de las plantas productivas de las empresas globales para acercarlas al consumidor. Es decir, consiste en mudar el domicilio de las empresas de su país de origen a uno más cercano a su mercado con la intención de bajar los costos de producción.
El mercado más grande del mundo, con mucho, es el de los Estados Unidos, y el país más cercano, con los insumos más baratos, es México. La mano de obra, los combustibles, la existencia de un tratado de libre comercio que permite exportar productos terminados sin aranceles a Estados Unidos y Canadá, son ventajas competitivas que tiene hasta convertirlo en el destino más atractivo para el nearshoring.
Es decir, contar con 3,152 kilómetros de frontera común con los Estados Unidos representa una extraordinaria oportunidad comercial para que, a partir de ahí, la economía crezca. El nearshoring es una invaluable herramienta comercial para el nuevo gobierno de Claudia Sheinbaum, una alternativa que puede suplir nuestra carencia de recursos públicos para invertir, una opción que haría crecer nuestra economía ofreciendo nuevos empleos bien remunerados. Se estima que en los próximos 5 años el nearshoring pueda generar hasta 5 millones de empleos. De ahí su valor.
¿Hasta dónde el resultado electoral en los Estados Unidos afectará esta expectativa?
Donald Trump y sus estrategas entendieron muy bien al votante americano y centraron su plataforma electoral en dos grandes dimensiones: economía y migración. En el caso de la primera, el candidato Trump --ahora presidente electo--, señaló al enorme déficit en la balanza comercial como el origen de todos los males que padecen los estadounidenses, en muchos de sus discursos, responsabilizó a China y a México de eso y ofreció a sus electores lo que él ve como solución: cobrar aranceles a todas las mercancías que lleguen al mercado americano procedentes de esos países.
No tengo manera de meterme en la cabeza de tan ilustre personaje, y, por tanto, no puedo anticipar si tendrá los arrestos para hacerlo, lo que sí puedo predecir es que las consecuencias económicas para México y para los propios Estados Unidos, serían terribles.
En México no solo debilitaría al nearshoring, afectaría a toda la actividad vinculada con el comercio exterior que contribuye con 1 de cada 5 empleos.
Cobrar aranceles a los artículos que importan los Estados Unidos, es entender que habrá un sobre costo que impactará al precio final, serán más caros, lo que motivará una espiral inflacionaria, el aumento de las tasas de interés y la contención del consumo, entre otros perjuicios. ¿Eso quiere Trump? ¿Será capaz de darse un balazo en el pie?