/ domingo 13 de octubre de 2024

Salud mental, asignatura pendiente

A menudo subestimada y estigmatizada, la salud mental, componente esencial para el bienestar y desarrollo de las personas. Su adecuada atención es un derecho de todas y todos los mexicanos como parte de la protección integral de nuestra salud. Desafortunadamente, en un mundo cada vez más vertiginoso y demandante, la salud mental ha emergido como una de las principales preocupaciones de nuestra sociedad. Los dos principales trastornos afectan a la población de México y el mundo son el depresivo y la ansiedad.

Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor de 280 millones de personas sufren depresión. En nuestro país, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), aproximadamente 35 millones han experimentado algún episodio depresivo. En tanto, la ansiedad afecta a 301 millones de personas (2019) según el mismo organismo internacional. En tanto, la primera Encuesta Nacional de Bienestar Autorreportado (2021) del Inegi, el 19.3 % de la población adulta tiene síntomas de ansiedad severa, mientras otro 31.3 % revela ansiedad mínima o en algún grado.

Identificar afectaciones en la salud mental no siempre es fácil, sin embargo, cambios significativos en el estado de ánimo, comportamiento o la capacidad de funcionamiento pueden ser señales de alerta. Sentimientos persistentes de tristeza, ansiedad excesiva, dificultades para concentrarse, cambios en los hábitos de sueño o alimentación, son algunas señales que no hay que pasar por alto y se debe buscar ayuda. Ignorar los problemas de salud mental puede tener consecuencias graves, tanto para el individuo como para la sociedad en general. La depresión, por ejemplo, es una de las principales causas de discapacidad en todo el mundo y puede llevar al aislamiento social, la pérdida de productividad y, en casos extremos, al suicidio. Además, los trastornos de ansiedad pueden limitar la capacidad de una persona en el trabajo, la escuela o en sus relaciones personales.

Cada 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental, fecha para plantearnos la actual situación en nuestro país. Es urgente que su atención se convierta en una prioridad dentro de la política de salud pública, la atención primaria, unificar los servicios ofrecidos por los diferentes sistemas de salud, incluir al sector educativo, centros de trabajo y otras áreas en la detección temprana de posibles problemas de salud mental, así como incrementar progresivamente el gasto y la inversión para tratar esta problemática. Debemos promover la empatía y el apoyo en nuestra comunidad. Cada persona merece ser escuchada, valorada y acompañada en su camino hacia el bienestar.

A menudo subestimada y estigmatizada, la salud mental, componente esencial para el bienestar y desarrollo de las personas. Su adecuada atención es un derecho de todas y todos los mexicanos como parte de la protección integral de nuestra salud. Desafortunadamente, en un mundo cada vez más vertiginoso y demandante, la salud mental ha emergido como una de las principales preocupaciones de nuestra sociedad. Los dos principales trastornos afectan a la población de México y el mundo son el depresivo y la ansiedad.

Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor de 280 millones de personas sufren depresión. En nuestro país, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), aproximadamente 35 millones han experimentado algún episodio depresivo. En tanto, la ansiedad afecta a 301 millones de personas (2019) según el mismo organismo internacional. En tanto, la primera Encuesta Nacional de Bienestar Autorreportado (2021) del Inegi, el 19.3 % de la población adulta tiene síntomas de ansiedad severa, mientras otro 31.3 % revela ansiedad mínima o en algún grado.

Identificar afectaciones en la salud mental no siempre es fácil, sin embargo, cambios significativos en el estado de ánimo, comportamiento o la capacidad de funcionamiento pueden ser señales de alerta. Sentimientos persistentes de tristeza, ansiedad excesiva, dificultades para concentrarse, cambios en los hábitos de sueño o alimentación, son algunas señales que no hay que pasar por alto y se debe buscar ayuda. Ignorar los problemas de salud mental puede tener consecuencias graves, tanto para el individuo como para la sociedad en general. La depresión, por ejemplo, es una de las principales causas de discapacidad en todo el mundo y puede llevar al aislamiento social, la pérdida de productividad y, en casos extremos, al suicidio. Además, los trastornos de ansiedad pueden limitar la capacidad de una persona en el trabajo, la escuela o en sus relaciones personales.

Cada 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental, fecha para plantearnos la actual situación en nuestro país. Es urgente que su atención se convierta en una prioridad dentro de la política de salud pública, la atención primaria, unificar los servicios ofrecidos por los diferentes sistemas de salud, incluir al sector educativo, centros de trabajo y otras áreas en la detección temprana de posibles problemas de salud mental, así como incrementar progresivamente el gasto y la inversión para tratar esta problemática. Debemos promover la empatía y el apoyo en nuestra comunidad. Cada persona merece ser escuchada, valorada y acompañada en su camino hacia el bienestar.