Este domingo se llevará a cabo una jornada importante para todos los que formamos parte del Partido Acción Nacional (PAN): la elección de nuestra próxima dirigencia nacional. En este proceso, dos candidatos—un hombre y una mujer—han presentado sus propuestas y visiones, y serán los militantes de cada rincón del país quienes, a través de un ejercicio de voto directo, decidirán el rumbo que tomará el PAN en los próximos años.
La próxima dirigencia enfrentará retos cruciales en un contexto político y social cada vez más polarizado. Si algo ha quedado claro es que necesitamos estructuras y liderazgos que puedan adaptarse a las demandas actuales de los ciudadanos y, sobre todo, que tengan la capacidad de escuchar, dialogar y entender las inquietudes y aspiraciones de las comunidades a las que buscamos representar.
Uno de los valores centrales que ha distinguido al PAN es el compromiso con la familia. No hablamos solo de un concepto, sino de la realidad cotidiana de millones de familias mexicanas que desean vivir en paz, con seguridad y con oportunidades de progreso para sus hijos. Proteger y fortalecer a la familia es una misión que va más allá de los discursos y se convierte en un compromiso que debe estar en el centro de las acciones políticas. En estos tiempos, donde las familias enfrentan desafíos de toda índole, el PAN tiene la responsabilidad de ser un apoyo firme, promoviendo políticas que impulsen su bienestar, que generen condiciones de paz y que mejoren la calidad de vida de cada hogar mexicano.
Estos días se ha hablado mucho de la importancia de construir un PAN que, sin perder su esencia, logre modernizarse y ser una verdadera alternativa para una ciudadanía que, en muchos casos, se ha mostrado escéptica respecto a los partidos políticos. Ante esto, el próximo dirigente o dirigenta tendrá la tarea de fortalecer la conexión del partido con las causas que realmente importan a la gente: la seguridad, la economía familiar y las oportunidades para los jóvenes.
El PAN se ha caracterizado históricamente por defender valores como la libertad, la justicia y la democracia, y la próxima dirigencia tendrá el reto de traducir esos valores en acciones concretas y relevantes para los tiempos que vivimos.
La elección de este domingo es, en ese sentido, una oportunidad para que, como panistas, hagamos un ejercicio de introspección y reflexión sobre el tipo de partido que queremos construir juntos. Sin duda, los retos son muchos, pero también lo son las ganas de ser un partido que inspire y que trabaje por el bien de México.