/ domingo 28 de julio de 2024

Reelección

Hace poco, Claudia Sheinbaum, la presidenta electa, anunció que quiere eliminar la reelección de legisladores y alcaldes en nuestro país. Esta idea, lejos de ser un avance, es un paso atrás para nuestra democracia. La reelección es una forma efectiva de evaluar a quienes nos representan, una manera de validar su trabajo y de dar continuidad a proyectos importantes.

La reelección no es un lujo para los políticos, sino una herramienta para los ciudadanos. Nos permite ver cómo lo están haciendo nuestros representantes y decidir si merecen seguir en sus puestos. Sin esta opción, nos quitarían la capacidad de premiar o castigar su trabajo a través del voto.

Para los alcaldes, la reelección es aún más crucial. Los proyectos de desarrollo, como la infraestructura y el bienestar social, a menudo necesitan más de tres años para completarse. La continuidad en el liderazgo local, que la reelección permite, ayuda a que estos proyectos a largo plazo se concreten. Sin esta continuidad, los alcaldes se verían obligados a enfocarse en proyectos a corto plazo, limitando el impacto positivo en sus comunidades.

Además, la posibilidad de reelección motiva a los alcaldes a esforzarse y a cumplir sus promesas. Saben que su reelección depende del juicio de los ciudadanos. Sin este incentivo, corremos el riesgo de que los alcaldes entren en una zona de confort, ya que no tendrán que enfrentarse de nuevo a sus electores.

La idea de Claudia Sheinbaum de eliminar la reelección también ignora lo que está pasando en otros países, donde se flexibilizan los límites de mandato para fortalecer la democracia. Muchos países permiten la reelección porque reconocen que los beneficios de la experiencia y la continuidad pueden ser mayores que los riesgos de perpetuar el poder.

En lugar de retroceder en nuestros logros democráticos, deberíamos buscar formas de fortalecerlos. La reelección no es un obstáculo, sino una oportunidad para que los ciudadanos ejerzan su derecho a elegir y evaluar a sus representantes. Es un mecanismo que fomenta la rendición de cuentas, la transparencia y la continuidad en el liderazgo, elementos fundamentales para el desarrollo y bienestar de nuestras comunidades.

La democracia se fortalece con la participación activa de los ciudadanos y con representantes que se sienten responsables ante sus electores. Defender la reelección es defender el derecho de los ciudadanos a evaluar y decidir sobre el futuro de sus comunidades. Es confiar en nuestra capacidad para elegir y ser escuchados. Es, en esencia, una defensa de nuestra democracia.

Hace poco, Claudia Sheinbaum, la presidenta electa, anunció que quiere eliminar la reelección de legisladores y alcaldes en nuestro país. Esta idea, lejos de ser un avance, es un paso atrás para nuestra democracia. La reelección es una forma efectiva de evaluar a quienes nos representan, una manera de validar su trabajo y de dar continuidad a proyectos importantes.

La reelección no es un lujo para los políticos, sino una herramienta para los ciudadanos. Nos permite ver cómo lo están haciendo nuestros representantes y decidir si merecen seguir en sus puestos. Sin esta opción, nos quitarían la capacidad de premiar o castigar su trabajo a través del voto.

Para los alcaldes, la reelección es aún más crucial. Los proyectos de desarrollo, como la infraestructura y el bienestar social, a menudo necesitan más de tres años para completarse. La continuidad en el liderazgo local, que la reelección permite, ayuda a que estos proyectos a largo plazo se concreten. Sin esta continuidad, los alcaldes se verían obligados a enfocarse en proyectos a corto plazo, limitando el impacto positivo en sus comunidades.

Además, la posibilidad de reelección motiva a los alcaldes a esforzarse y a cumplir sus promesas. Saben que su reelección depende del juicio de los ciudadanos. Sin este incentivo, corremos el riesgo de que los alcaldes entren en una zona de confort, ya que no tendrán que enfrentarse de nuevo a sus electores.

La idea de Claudia Sheinbaum de eliminar la reelección también ignora lo que está pasando en otros países, donde se flexibilizan los límites de mandato para fortalecer la democracia. Muchos países permiten la reelección porque reconocen que los beneficios de la experiencia y la continuidad pueden ser mayores que los riesgos de perpetuar el poder.

En lugar de retroceder en nuestros logros democráticos, deberíamos buscar formas de fortalecerlos. La reelección no es un obstáculo, sino una oportunidad para que los ciudadanos ejerzan su derecho a elegir y evaluar a sus representantes. Es un mecanismo que fomenta la rendición de cuentas, la transparencia y la continuidad en el liderazgo, elementos fundamentales para el desarrollo y bienestar de nuestras comunidades.

La democracia se fortalece con la participación activa de los ciudadanos y con representantes que se sienten responsables ante sus electores. Defender la reelección es defender el derecho de los ciudadanos a evaluar y decidir sobre el futuro de sus comunidades. Es confiar en nuestra capacidad para elegir y ser escuchados. Es, en esencia, una defensa de nuestra democracia.