/ lunes 4 de noviembre de 2024

¿Qué es la democracia?

La historia más o menos comenzó como aquél famoso poema: “En torno de una mesa de cantina, / una noche de invierno, / regocijadamente departían / seis alegres bohemios. / Los ecos de sus risas escapaban / y de aquel barrio quieto / iban a interrumpir el imponente / y profundo silencio.” El caso es que, de improviso, como en todo este tipo de tertulias, necesariamente surgen los temas políticos, de chismes de vecinos y, en el menor de los casos, los religiosos. Y, por supuesto, sin acatar la máxima de discreción conductual sobre estos menesteres, que sentencia que nunca hay que discutir sobre religión o política, allí está la gente opinando y arreglando el mundo del poder, surgiendo la pregunta ¿es México un país que se pueda calificar como democrático? Pero, piedra en el camino, para poder contestar a esta interrogante, primero hay que definir y caracterizar a la democracia, es decir, primero hay que contestar al cuestionamiento ¿qué es la democracia?

Y, ya para la tercer copa de vino tinto, se sueltan las opiniones de toda la inexperta tertulia: la democracia se da cuando el poder lo tiene el pueblo, entonces, risas en la sala, respuesta del todo ingenua, eso no existe ni en los sueños más guajiros y onanistas del más rancio marxismo; la democracia es cuando hay elecciones generales; se replica: ello no es verdad, en la Cuba de los Castros, la Venezuela de los Chaves y Maduros y la Rusia de los Putines hay elecciones y allí lo que existe son dictaduras, tiranías o totalitarismos, como se les quiera llamar a esos esperpentos y simulacros de democracias; la democracia es cuando hay elecciones, pero además libres e igualitarias; se replica: ello no es verdad, los comicios libres e igualitarios sólo son pre – requisitos de estos regímenes, debe existir además un orden jurídico que reconozca los Derechos Humanos, la división de poderes; y siguen las réplicas, ello es verdad, se requiere que las Constituciones de los Países regulen las llamadas Garantías Individuales, Derechos Fundamentales y Derechos Humanos, pero, y aquí el pero, ¿qué ganan los países con tener reconocidos estas prerrogativas si no se respetan?, es decir, el Estado no sólo debe reconocerlas, sino asegurarse e implementar acciones para que realmente se hagan efectivas, y pongo un ejemplo muy sencillo: casi todos los países reconocen el derecho a la vida como un Derecho Humano, no renunciable, fundamental, en primer lugar, pero, en aquéllas naciones donde el gobierno no tiene la capacidad o no quiere, o no sabe, por dolo o por negligencia o ineptitud, dar seguridad efectiva a sus ciudadanos para que la protección pública realmente sea una realidad y no anden matando a la gente a la vuelta de la esquina y en cada calle desolada o en cada carretera abandonada a su suerte, allí tampoco podemos hablar que existe un real respeto y acatamiento a los Derechos Fundamentales, luego, si no existe esa condición, tampoco existe la democracia, por consecuencia.

¿Somos o no una democracia ahora? Risas. El chiste se cuenta solo.

La historia más o menos comenzó como aquél famoso poema: “En torno de una mesa de cantina, / una noche de invierno, / regocijadamente departían / seis alegres bohemios. / Los ecos de sus risas escapaban / y de aquel barrio quieto / iban a interrumpir el imponente / y profundo silencio.” El caso es que, de improviso, como en todo este tipo de tertulias, necesariamente surgen los temas políticos, de chismes de vecinos y, en el menor de los casos, los religiosos. Y, por supuesto, sin acatar la máxima de discreción conductual sobre estos menesteres, que sentencia que nunca hay que discutir sobre religión o política, allí está la gente opinando y arreglando el mundo del poder, surgiendo la pregunta ¿es México un país que se pueda calificar como democrático? Pero, piedra en el camino, para poder contestar a esta interrogante, primero hay que definir y caracterizar a la democracia, es decir, primero hay que contestar al cuestionamiento ¿qué es la democracia?

Y, ya para la tercer copa de vino tinto, se sueltan las opiniones de toda la inexperta tertulia: la democracia se da cuando el poder lo tiene el pueblo, entonces, risas en la sala, respuesta del todo ingenua, eso no existe ni en los sueños más guajiros y onanistas del más rancio marxismo; la democracia es cuando hay elecciones generales; se replica: ello no es verdad, en la Cuba de los Castros, la Venezuela de los Chaves y Maduros y la Rusia de los Putines hay elecciones y allí lo que existe son dictaduras, tiranías o totalitarismos, como se les quiera llamar a esos esperpentos y simulacros de democracias; la democracia es cuando hay elecciones, pero además libres e igualitarias; se replica: ello no es verdad, los comicios libres e igualitarios sólo son pre – requisitos de estos regímenes, debe existir además un orden jurídico que reconozca los Derechos Humanos, la división de poderes; y siguen las réplicas, ello es verdad, se requiere que las Constituciones de los Países regulen las llamadas Garantías Individuales, Derechos Fundamentales y Derechos Humanos, pero, y aquí el pero, ¿qué ganan los países con tener reconocidos estas prerrogativas si no se respetan?, es decir, el Estado no sólo debe reconocerlas, sino asegurarse e implementar acciones para que realmente se hagan efectivas, y pongo un ejemplo muy sencillo: casi todos los países reconocen el derecho a la vida como un Derecho Humano, no renunciable, fundamental, en primer lugar, pero, en aquéllas naciones donde el gobierno no tiene la capacidad o no quiere, o no sabe, por dolo o por negligencia o ineptitud, dar seguridad efectiva a sus ciudadanos para que la protección pública realmente sea una realidad y no anden matando a la gente a la vuelta de la esquina y en cada calle desolada o en cada carretera abandonada a su suerte, allí tampoco podemos hablar que existe un real respeto y acatamiento a los Derechos Fundamentales, luego, si no existe esa condición, tampoco existe la democracia, por consecuencia.

¿Somos o no una democracia ahora? Risas. El chiste se cuenta solo.