En Zacatecas estamos acostumbrados a los desafíos, pero el proyecto de presupuesto federal para 2025 nos pone en una situación todavía más difícil. Con casi 5 mil millones de pesos menos respecto a este año —un recorte del 11%—, queda claro que nuestra entidad no está en la lista de prioridades del gobierno federal.
La situación es alarmante. La Universidad Autónoma de Zacatecas, que lleva años cargando una crisis financiera, apenas recibirá un aumento marginal del 0.88%. Este ajuste no solo es insuficiente para enfrentar la inflación, sino que condena a nuestra máxima casa de estudios a un futuro lleno de incertidumbre. Las gestiones del rector y del gobernador parecen haber caído en oídos sordos. Si esta es la forma de apoyar la educación, ¿qué podemos esperar para otras áreas esenciales como seguridad, infraestructura o desarrollo económico?
El gobernador David Monreal tiene una frase que repite como mantra: “Amor con amor se paga”. Sin embargo, este presupuesto parece ser una declaración clara de que a Zacatecas le falta amor en la Federación. Y eso que el coordinador de los diputados federales de MORENA es su hermano. Uno pensaría que con tal cercanía al poder las cosas serían distintas, pero la realidad demuestra lo contrario.
La falta de recursos no es solo un problema económico, sino también un golpe a las esperanzas de miles de zacatecanos que ven cómo las promesas de progreso se diluyen entre recortes y omisiones. Grandes obras, como las necesarias para detonar nuestro potencial turístico, mejorar la conectividad o fortalecer los servicios básicos, seguirán en pausa. La ciudadanía merece respuestas claras y acciones contundentes.
En este escenario, los legisladores zacatecanos tienen una enorme responsabilidad. Particularmente los que representan al partido en el poder, aquellos que aseguran tener un vínculo directo con la Presidencia de la República. Es hora de que demuestren su compromiso con Zacatecas y se enfrenten a las decisiones centralistas que nos afectan. No basta con levantar la mano en las votaciones; necesitamos que alcen la voz y defiendan un presupuesto digno para nuestro estado.
Al final, las cifras frías de un documento presupuestal reflejan algo más profundo: la falta de visión para impulsar el desarrollo en estados que, como Zacatecas, enfrentan retos enormes. Es momento de unirnos como sociedad, exigir cuentas a nuestros representantes y no resignarnos a un destino de abandono.
Porque si el amor se paga con amor, parece que es hora de cambiar de estrategia: amor no basta, Zacatecas necesita justicia.