La valoración objetiva de los resultados que los presidentes de México han entregado, le exige, al analista, hacer un esfuerzo de honestidad intelectual y rigor técnico, condiciones que difícilmente se cumplen si su análisis se realiza en medio de la brega electoral. Es más útil hacerlo con la mente serena y basado en la estricta frialdad de los números.
Hola a todos quienes se toman el tiempo de leerme, el día de hoy con la complacencia del Director del Sol de Zacatecas, Doctor Gerardo de Ávila González, a quien le agradezco el espacio, retomo esta práctica de compartir con ustedes el análisis y mi opinión de las cosas financieras y económicas que afectan a nuestro país y en consecuencia a nosotros. Lo haré sin tapujos, ni sesgos, soltando los datos tal cuál son, sin matices innecesarios, evitando en lo posible caer en el desbalance ideológico o en el interés partidario, y digo en lo posible, porque analizar la “cosa pública” siempre hará que las personas responsables se sientan criticadas o halagadas, según sea el caso.
En estas primeras colaboraciones, compartiré con ustedes lo que para mí es el marco general de las condiciones económicas y financieras, globales y locales, en las que arranca el mandato de Claudia Sheinbaum, histórico si se considera que es la primera mujer que ocupa la titularidad del Poder Ejecutivo Federal de los Estados Unidos Mexicanos.
Y es que hay una amplia coincidencia en el sentido de que no son financieros o económicos los principales problemas con los que inicia su sexenio, para muchos: la violencia y la inseguridad; el resultado electoral en la presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica; la creciente migración que usa de paso a nuestro país; la suspensión ordenada por jueces federales a la implementación de la reforma al poder judicial; la ineficacia del sistema de salud; son, para ese universo de ciudadanos, temas más urgentes.
Para mí, sin desconocerlos, me parece que cada uno de ellos comparte su origen y su consecuencia en la capacidad que hemos perdido de hacer crecer nuestra economía, lo que origina un agobiante problema de liquidez nacional, una especie de crisis en la caja que resguarda los recursos financieros propiedad de todos los mexicanos. Es decir, conocemos el problema, pero no tenemos con qué resolverlo.
La Presidenta enfrentará el sostenimiento de los programas sociales, el pago del costo financiero de la deuda, la presión de los sistemas de pensiones, la reparación de los sistemas de seguridad y de justicia, la ampliación de la cobertura del servicio de salud y la recuperación de la infraestructura productiva, por señalar sólo algunos. Cada uno de estos retos demanda, por un lado, sí, la reestructuración de su modelo, pero por el otro, también requiere de muchos recursos financieros, y es ahí, en dónde está el problema principal. El Estado Mexicano cada vez dispone de menos recursos: el sistema tributario --responsable de recaudar los impuestos-- es obsoleto e inequitativo, la capacidad de endeudamiento está al límite, el petróleo se acaba, los ahorros fideicomitidos se vaciaron. ¿De dónde vendrán los recursos para enfrentar nuestras urgencias? Cada uno de estos aspectos será abordado en mis siguientes entregas de manera precisa y documentada; ¿nos faltan ingresos o nos sobran gastos? ¿deveras ya no tenemos capacidad de pedir prestado? ¿qué tan grave es el hoyo de los sistemas de pensiones? ¿qué no hay reforma fiscal posible? ¿no hay alternativas para recuperar nuestra producción petrolera? Compartiré el argumento a cada respuesta con ustedes, nos leemos el próximo lunes.
La valoración objetiva de los resultados que los presidentes de México han entregado, le exige, al analista, hacer un esfuerzo de honestidad intelectual y rigor técnico, condiciones que difícilmente se cumplen si su análisis se realiza en medio de la brega electoral. Es más útil hacerlo con la mente serena y basado en la estricta frialdad de los números.
Hola a todos quienes se toman el tiempo de leerme, el día de hoy con la complacencia del Director del Sol de Zacatecas, Doctor Gerardo de Ávila González, a quien le agradezco el espacio, retomo esta práctica de compartir con ustedes el análisis y mi opinión de las cosas financieras y económicas que afectan a nuestro país y en consecuencia a nosotros. Lo haré sin tapujos, ni sesgos, soltando los datos tal cuál son, sin matices innecesarios, evitando en lo posible caer en el desbalance ideológico o en el interés partidario, y digo en lo posible, porque analizar la “cosa pública” siempre hará que las personas responsables se sientan criticadas o halagadas, según sea el caso.
En estas primeras colaboraciones, compartiré con ustedes lo que para mí es el marco general de las condiciones económicas y financieras, globales y locales, en las que arranca el mandato de Claudia Sheinbaum, histórico si se considera que es la primera mujer que ocupa la titularidad del Poder Ejecutivo Federal de los Estados Unidos Mexicanos.
Y es que hay una amplia coincidencia en el sentido de que no son financieros o económicos los principales problemas con los que inicia su sexenio, para muchos: la violencia y la inseguridad; el resultado electoral en la presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica; la creciente migración que usa de paso a nuestro país; la suspensión ordenada por jueces federales a la implementación de la reforma al poder judicial; la ineficacia del sistema de salud; son, para ese universo de ciudadanos, temas más urgentes.
Para mí, sin desconocerlos, me parece que cada uno de ellos comparte su origen y su consecuencia en la capacidad que hemos perdido de hacer crecer nuestra economía, lo que origina un agobiante problema de liquidez nacional, una especie de crisis en la caja que resguarda los recursos financieros propiedad de todos los mexicanos. Es decir, conocemos el problema, pero no tenemos con qué resolverlo.
La Presidenta enfrentará el sostenimiento de los programas sociales, el pago del costo financiero de la deuda, la presión de los sistemas de pensiones, la reparación de los sistemas de seguridad y de justicia, la ampliación de la cobertura del servicio de salud y la recuperación de la infraestructura productiva, por señalar sólo algunos. Cada uno de estos retos demanda, por un lado, sí, la reestructuración de su modelo, pero por el otro, también requiere de muchos recursos financieros, y es ahí, en dónde está el problema principal. El Estado Mexicano cada vez dispone de menos recursos: el sistema tributario --responsable de recaudar los impuestos-- es obsoleto e inequitativo, la capacidad de endeudamiento está al límite, el petróleo se acaba, los ahorros fideicomitidos se vaciaron. ¿De dónde vendrán los recursos para enfrentar nuestras urgencias? Cada uno de estos aspectos será abordado en mis siguientes entregas de manera precisa y documentada; ¿nos faltan ingresos o nos sobran gastos? ¿deveras ya no tenemos capacidad de pedir prestado? ¿qué tan grave es el hoyo de los sistemas de pensiones? ¿qué no hay reforma fiscal posible? ¿no hay alternativas para recuperar nuestra producción petrolera? Compartiré el argumento a cada respuesta con ustedes, nos leemos el próximo lunes.