/ domingo 1 de septiembre de 2024

Los escenarios / Eficientar el gobierno

El gobernador David Monreal Ávila no puede ni debe comenzar su último tramo de la administración (a la mitad del camino) con el mismo gabinete que, dicho sea de paso, -salvo muy honrosas excepciones-, pero la mayoría de los integrantes, no se pusieron la camiseta de Zacatecas, fue demasiada la simulación mostrada de buena parte de los secretarios (as). Hasta para informar, la mayoría, han sido temerosos, poca claridad en su responsabilidad, dejando en la mayoría de los casos muy sólo al gobernador.

El mandatario debe entender, entre otras muchas cosas, que es urgente un nuevo equipo de trabajo que en verdad le ayude, más dinámico y capaz, pero, sobre todo, más comprometido con su estado. El actual gabinete ya no augura dar buenos resultados, por lo que, urge una sacudida al equipo de trabajo que, en tres años, en muchas ocasiones simuló trabajar.

Se supone, que en vísperas del tercer informe de gobierno (el domingo) el jefe del Ejecutivo anunciará una serie de cambios, justamente, para fortalecer lo que estamos diciendo. Los pagos políticos ya pasaron desde hace mucho tiempo, ahora, es tiempo de darle la oportunidad, a zacatecanos capaces, a hombres y mujeres que vengan a aportar nuevas ideas y un dinamismo que exigen los actuales tiempos. ¿Será mucho pedir?

A la mitad del camino…

A una semana del 8 de septiembre, el momento constitucional del tercer informe del gobernador se puede advertir una atmósfera de relativa normalidad política y social, sin desconocer la existencia de problemática, conflictos laborales, amenazante violencia, riesgos poselectorales, manifestaciones de protesta con el segundo piso (el viaducto elevado), por la inminente reforma judicial, además de notorios atrasos en lo económico, comercial, turístico y cultural, se pueden considerar un colectivo de sucesos que por breves o leves no alteran el proceso organizacional ni promocional del mensaje de evaluación que a medio camino de su sexenio el mandatario presentará ante los sectores de la sociedad y la clase política que no sale del azoro por la transición presidencial que avanza hacia el primero de octubre, la fecha histórica de toma de posesión de Claudia Sheinbaum Pardo como la primera Presidenta de México.

El doble acontecimiento que hoy se cierne sobre el país y Zacatecas, el último informe presidencial de Andrés Manuel López Obrador, desde el zócalo de la ciudad de México y el tercer informe de gobierno del mandatario estatal, Monreal Ávila, son circunstancias que paradójicamente marcan un después nacional y un momento intermedio en el estado, que provocan una muy debilitada y confusa oposición, tan fragmentada, dispersa y berrinchuda, que hacen que el dominio de los partidos en el poder, MORENA y aliados, se vean potencialmente hegemónicos y totalmente dominantes sobre todos los escenarios, desde el plano nacional hasta lo estatal y municipal, fenómeno político social que se observa como la reedición de aquella añeja hegemonía priista de los 70 que ejercía el control absoluto desde el Poder Ejecutivo sobre los Poderes Legislativo y Judicial, como así pintan éstos momentos políticos del país. La verdad.

Urgido de un despegue económico sin costos sociales, el gobierno de Monreal debe abordar la segunda mitad sexenal por un cambio perfecto e ideal que deje huellas efectivas e imborrables, como la magnificencia del viaducto elevado que supone comenzará, ahora sí, en el mes patrio, con un costo de 3 mil 652 millones de pesos, que tiene que alcanzar la credibilidad económica y la confianza social, que garanticen la viabilidad del proyecto por la propia veracidad de sus efectos, dejando atrás acciones incompetentes y sin impacto social, sin olvidar el valor de los acuerdos y consensos con todos los sectores vinculados e interesados.

La interlocución, fundamental

Dirían los clásicos de la política: es imperativo negociar y aprovechar la debilidad de grupos opositores, pero sin menospreciarlos, aun así, siempre se requieren voces discordantes, sino que caso tiene la política y la misma democracia. Así pues, hay que ver un 8 de septiembre como fecha intermedia que debe convertirse en la más trascendente hacia el fortalecimiento del ejercicio honesto y dinámico del gobierno, producto de una real y responsable interlocución desde la secretaría de Gobierno, a cargo de Rodrigo Reyes Mugüerza.

Finalmente, en este escenario de diálogo que se impulsa convincente, la sociedad espera que los cambios que serán anunciados, sean consecuentes con esa actitud de corresponsabilidad, de mayor calidad en la función pública, de más audacia y agresividad en las estrategias sobre política económica, comercial, turística y cultural; en otras palabras, la confianza social crecerá, solo si el mandatario es más acertado en la rigurosa selección de nuevos Secretarios y más capaces funcionarios o servidores públicos en los puestos intermedios.

Dicho con toda propiedad, comenzar la segunda y última parte del gobierno con gente más capaz, es fundamental para ya dar ese gran salto cualitativo hacia la modernización con bienestar social, progreso equitativo y más igualitario, lo que será corresponder con lealtad y fidelidad a una verdadera y auténtica nueva gobernanza, de lo contrario, porque así están los nuevos tiempos, no se sobrevivirá a la frustración, la irrelevancia e intrascendencia gubernamental, lo que sería imperdonable y malamente inolvidable para el pueblo bueno y sabio siempre colmado de esperanzas en los ajustes y las transformaciones que se han anunciado desde los votos del 2 de junio.


Nos leemos la próxima semana.

El gobernador David Monreal Ávila no puede ni debe comenzar su último tramo de la administración (a la mitad del camino) con el mismo gabinete que, dicho sea de paso, -salvo muy honrosas excepciones-, pero la mayoría de los integrantes, no se pusieron la camiseta de Zacatecas, fue demasiada la simulación mostrada de buena parte de los secretarios (as). Hasta para informar, la mayoría, han sido temerosos, poca claridad en su responsabilidad, dejando en la mayoría de los casos muy sólo al gobernador.

El mandatario debe entender, entre otras muchas cosas, que es urgente un nuevo equipo de trabajo que en verdad le ayude, más dinámico y capaz, pero, sobre todo, más comprometido con su estado. El actual gabinete ya no augura dar buenos resultados, por lo que, urge una sacudida al equipo de trabajo que, en tres años, en muchas ocasiones simuló trabajar.

Se supone, que en vísperas del tercer informe de gobierno (el domingo) el jefe del Ejecutivo anunciará una serie de cambios, justamente, para fortalecer lo que estamos diciendo. Los pagos políticos ya pasaron desde hace mucho tiempo, ahora, es tiempo de darle la oportunidad, a zacatecanos capaces, a hombres y mujeres que vengan a aportar nuevas ideas y un dinamismo que exigen los actuales tiempos. ¿Será mucho pedir?

A la mitad del camino…

A una semana del 8 de septiembre, el momento constitucional del tercer informe del gobernador se puede advertir una atmósfera de relativa normalidad política y social, sin desconocer la existencia de problemática, conflictos laborales, amenazante violencia, riesgos poselectorales, manifestaciones de protesta con el segundo piso (el viaducto elevado), por la inminente reforma judicial, además de notorios atrasos en lo económico, comercial, turístico y cultural, se pueden considerar un colectivo de sucesos que por breves o leves no alteran el proceso organizacional ni promocional del mensaje de evaluación que a medio camino de su sexenio el mandatario presentará ante los sectores de la sociedad y la clase política que no sale del azoro por la transición presidencial que avanza hacia el primero de octubre, la fecha histórica de toma de posesión de Claudia Sheinbaum Pardo como la primera Presidenta de México.

El doble acontecimiento que hoy se cierne sobre el país y Zacatecas, el último informe presidencial de Andrés Manuel López Obrador, desde el zócalo de la ciudad de México y el tercer informe de gobierno del mandatario estatal, Monreal Ávila, son circunstancias que paradójicamente marcan un después nacional y un momento intermedio en el estado, que provocan una muy debilitada y confusa oposición, tan fragmentada, dispersa y berrinchuda, que hacen que el dominio de los partidos en el poder, MORENA y aliados, se vean potencialmente hegemónicos y totalmente dominantes sobre todos los escenarios, desde el plano nacional hasta lo estatal y municipal, fenómeno político social que se observa como la reedición de aquella añeja hegemonía priista de los 70 que ejercía el control absoluto desde el Poder Ejecutivo sobre los Poderes Legislativo y Judicial, como así pintan éstos momentos políticos del país. La verdad.

Urgido de un despegue económico sin costos sociales, el gobierno de Monreal debe abordar la segunda mitad sexenal por un cambio perfecto e ideal que deje huellas efectivas e imborrables, como la magnificencia del viaducto elevado que supone comenzará, ahora sí, en el mes patrio, con un costo de 3 mil 652 millones de pesos, que tiene que alcanzar la credibilidad económica y la confianza social, que garanticen la viabilidad del proyecto por la propia veracidad de sus efectos, dejando atrás acciones incompetentes y sin impacto social, sin olvidar el valor de los acuerdos y consensos con todos los sectores vinculados e interesados.

La interlocución, fundamental

Dirían los clásicos de la política: es imperativo negociar y aprovechar la debilidad de grupos opositores, pero sin menospreciarlos, aun así, siempre se requieren voces discordantes, sino que caso tiene la política y la misma democracia. Así pues, hay que ver un 8 de septiembre como fecha intermedia que debe convertirse en la más trascendente hacia el fortalecimiento del ejercicio honesto y dinámico del gobierno, producto de una real y responsable interlocución desde la secretaría de Gobierno, a cargo de Rodrigo Reyes Mugüerza.

Finalmente, en este escenario de diálogo que se impulsa convincente, la sociedad espera que los cambios que serán anunciados, sean consecuentes con esa actitud de corresponsabilidad, de mayor calidad en la función pública, de más audacia y agresividad en las estrategias sobre política económica, comercial, turística y cultural; en otras palabras, la confianza social crecerá, solo si el mandatario es más acertado en la rigurosa selección de nuevos Secretarios y más capaces funcionarios o servidores públicos en los puestos intermedios.

Dicho con toda propiedad, comenzar la segunda y última parte del gobierno con gente más capaz, es fundamental para ya dar ese gran salto cualitativo hacia la modernización con bienestar social, progreso equitativo y más igualitario, lo que será corresponder con lealtad y fidelidad a una verdadera y auténtica nueva gobernanza, de lo contrario, porque así están los nuevos tiempos, no se sobrevivirá a la frustración, la irrelevancia e intrascendencia gubernamental, lo que sería imperdonable y malamente inolvidable para el pueblo bueno y sabio siempre colmado de esperanzas en los ajustes y las transformaciones que se han anunciado desde los votos del 2 de junio.


Nos leemos la próxima semana.