/ martes 30 de julio de 2024

La mexicanidad

La mexicanidad es casi un sinónimo de nacionalidad, pero que se distingue en cada región de nuestro país, por las distintas características de cada comunidad, región y lugar y con las condiciones sociológicas, económicas, e históricas que nos dan identidad como mexicanos.

En el libro “La increíble hazaña de ser mexicano”, expone que, desde el conquistador español, al sacerdote, al patrón, al gobernante, al norteamericano y en general todo aquel sujeto o grupo social que ha dominado a grandes cantidades de mexicanos o ha poseído una jerarquía más alta en el imaginario colectivo. o sea, desde el punto de vista del autor el mexicano se ha convertido en el maestro de cómo ser un dominador.

Sino juzgue usted pues advierte que son los dominadores de otros y de sí mismos, ejemplos: el mexicano es el chingón y/o el chingado, el jodedor y/o el jodido, el malo y/o el bueno, el mandón y/o el mandado. El libro refiere y analiza en su obra por qué el mexicano aguanta, deduce la clave de que el mexicano aguanta todo, a todo se acostumbra, y esta orgullosísimo de hacerlo así. Si un varón aguanta es muy macho, si una mujer aguanta es una santa, y como el mexicano aguanta todo, nada mejora y el país está hecho pedazos Se carga con el estigma de que el mexicano tiene miedo de ya no ser como antes, y como ha sido, tiene miedo de ya no ser humilde, pobre, desconocido, victima, rescatable, hospitalario, y bueno, si ya no es todo eso entonces va a ser malo. En el pasado el hombre rico así lo imagina el autor era muchas veces o al menos así se imagina un hombre que explota a otros, como hacían muchos despiadados hacendados. Y se habla de estereotipos: como El rico es malo, el rico explota a otros, el rico es un hombre aprovechado. Critica que lo mismo ocurre con Emilio Azcárraga que es un hombre económicamente exitoso, pero en México, no sólo el hombre que hace dinero o que tiene poder debe ser perverso, sino que tampoco puede haber grandes políticos, por qué ser político se considera lo peorcito.

Se reflexiona incluso en los ámbitos de cuando se es estudiante y más con un buen desempeño, o ser inteligente, quien es así es castigado no sólo por sus maestros cuyo autoritarismo sienten amenazado por las insistentes preguntas de tal o cual alumno, sino también por los compañeros de aula. Con esto dejar de ser un tarado significaría dejar de ser un buen mexicano, sería creerse mucho y más por la cultura pesimista y derrotista que impera en nuestro país, donde los que sobresalen en cada salón se cuentan con los dedos de una mano.

Un libro que vale la pena leer por los estereotipos donde encuadramos perfectamente en todas y cada una de las situaciones de la vida que se van presentando en la vida de los mexicanos, siempre dispuestos a cumplir, pero quedarnos en el ya merito. Sin lugar a dudas el talento, la profesionalización la hay, pero desafortunadamente en este hay país hay una fuga de talentos, pues en México hay empleos mal remunerados, o de plano no pagados, pero que depende de uno abrirse camino para sobresalir.

La mexicanidad es casi un sinónimo de nacionalidad, pero que se distingue en cada región de nuestro país, por las distintas características de cada comunidad, región y lugar y con las condiciones sociológicas, económicas, e históricas que nos dan identidad como mexicanos.

En el libro “La increíble hazaña de ser mexicano”, expone que, desde el conquistador español, al sacerdote, al patrón, al gobernante, al norteamericano y en general todo aquel sujeto o grupo social que ha dominado a grandes cantidades de mexicanos o ha poseído una jerarquía más alta en el imaginario colectivo. o sea, desde el punto de vista del autor el mexicano se ha convertido en el maestro de cómo ser un dominador.

Sino juzgue usted pues advierte que son los dominadores de otros y de sí mismos, ejemplos: el mexicano es el chingón y/o el chingado, el jodedor y/o el jodido, el malo y/o el bueno, el mandón y/o el mandado. El libro refiere y analiza en su obra por qué el mexicano aguanta, deduce la clave de que el mexicano aguanta todo, a todo se acostumbra, y esta orgullosísimo de hacerlo así. Si un varón aguanta es muy macho, si una mujer aguanta es una santa, y como el mexicano aguanta todo, nada mejora y el país está hecho pedazos Se carga con el estigma de que el mexicano tiene miedo de ya no ser como antes, y como ha sido, tiene miedo de ya no ser humilde, pobre, desconocido, victima, rescatable, hospitalario, y bueno, si ya no es todo eso entonces va a ser malo. En el pasado el hombre rico así lo imagina el autor era muchas veces o al menos así se imagina un hombre que explota a otros, como hacían muchos despiadados hacendados. Y se habla de estereotipos: como El rico es malo, el rico explota a otros, el rico es un hombre aprovechado. Critica que lo mismo ocurre con Emilio Azcárraga que es un hombre económicamente exitoso, pero en México, no sólo el hombre que hace dinero o que tiene poder debe ser perverso, sino que tampoco puede haber grandes políticos, por qué ser político se considera lo peorcito.

Se reflexiona incluso en los ámbitos de cuando se es estudiante y más con un buen desempeño, o ser inteligente, quien es así es castigado no sólo por sus maestros cuyo autoritarismo sienten amenazado por las insistentes preguntas de tal o cual alumno, sino también por los compañeros de aula. Con esto dejar de ser un tarado significaría dejar de ser un buen mexicano, sería creerse mucho y más por la cultura pesimista y derrotista que impera en nuestro país, donde los que sobresalen en cada salón se cuentan con los dedos de una mano.

Un libro que vale la pena leer por los estereotipos donde encuadramos perfectamente en todas y cada una de las situaciones de la vida que se van presentando en la vida de los mexicanos, siempre dispuestos a cumplir, pero quedarnos en el ya merito. Sin lugar a dudas el talento, la profesionalización la hay, pero desafortunadamente en este hay país hay una fuga de talentos, pues en México hay empleos mal remunerados, o de plano no pagados, pero que depende de uno abrirse camino para sobresalir.