/ domingo 11 de agosto de 2024

La frágil salud mental de los policías

Un eje primordial en un Estado es la seguridad pública, sin ella, el orden público se pierde y la sociedad se encuentra indefensa, vulnerada. Proveer y velar por la seguridad es responsabilidad de la Federación, las entidades federativas y los municipios. Esta labor es desempeñada por los policías, quienes tienen la obligación de proteger la integridad y los derechos de la ciudadanía, así como sus libertades, el orden y la paz. Los policías previenen y responden a delitos, emergencias y situaciones de crisis, asegurando que los ciudadanos puedan vivir en un entorno seguro. Su presencia disuasiva y su intervención rápida en casos de peligro, salvan vidas y minimizan daños.

Sin embargo, los integrantes de los cuerpos policiacos en nuestro país enfrentan duras condiciones para desarrollar su trabajo, mismas que afectan gravemente su salud física y mental. La asociación civil Causa en Común realizó el estudio “Las Policías en México: radiografía de un retraso crónico”, donde señala que las situaciones de estrés extremo y jornadas extenuantes magnifican los riesgos a los que se enfrentan los agentes policiales. Un 40% de los elementos encuestados considera que su salud sí se ve afectada por su trabajo. Los padecimientos más frecuentes son aumento o disminución de peso, irritabilidad, insomnio, ansiedad, nerviosismo y fatiga crónica.

Además, factores como las amenazas del crimen organizado contra familiares, la incertidumbre laboral y los bajos salarios incrementan la ansiedad y la depresión. De acuerdo con datos del Proyecto Azul Cobalto, desde el año 2017, al menos 110 policías se han quitado la vida. El año en el que se registraron un mayor número de suicidios de integrantes de los cuerpos de seguridad en nuestro país fue en 2020 con 30 casos. Cifras tan alarmantes nos obligan a concientizar sobre los problemas a los que se enfrenta las corporaciones, por lo que es necesario mejorar sus condiciones laborales, esto implica un compromiso para dignificar su labor a través de capacitación, equipamiento adecuado y salarios justos y dignos que aseguren su bienestar y el de sus familias.

Asimismo, es fundamental establecer servicios de apoyos psicológicos accesibles y confidenciales para los policías, incluyendo terapias individuales y grupales, así como programas de bienestar mental. Estos programas deben estar disponibles de manera continua y adaptarse a las necesidades y realidades que enfrentan los agentes en su entorno laboral. Fortalecer la concientización sobre la salud mental es una tarea pendiente del Estado mexicano y debe ser prioritario para quienes protegen a la ciudadanía.

Un eje primordial en un Estado es la seguridad pública, sin ella, el orden público se pierde y la sociedad se encuentra indefensa, vulnerada. Proveer y velar por la seguridad es responsabilidad de la Federación, las entidades federativas y los municipios. Esta labor es desempeñada por los policías, quienes tienen la obligación de proteger la integridad y los derechos de la ciudadanía, así como sus libertades, el orden y la paz. Los policías previenen y responden a delitos, emergencias y situaciones de crisis, asegurando que los ciudadanos puedan vivir en un entorno seguro. Su presencia disuasiva y su intervención rápida en casos de peligro, salvan vidas y minimizan daños.

Sin embargo, los integrantes de los cuerpos policiacos en nuestro país enfrentan duras condiciones para desarrollar su trabajo, mismas que afectan gravemente su salud física y mental. La asociación civil Causa en Común realizó el estudio “Las Policías en México: radiografía de un retraso crónico”, donde señala que las situaciones de estrés extremo y jornadas extenuantes magnifican los riesgos a los que se enfrentan los agentes policiales. Un 40% de los elementos encuestados considera que su salud sí se ve afectada por su trabajo. Los padecimientos más frecuentes son aumento o disminución de peso, irritabilidad, insomnio, ansiedad, nerviosismo y fatiga crónica.

Además, factores como las amenazas del crimen organizado contra familiares, la incertidumbre laboral y los bajos salarios incrementan la ansiedad y la depresión. De acuerdo con datos del Proyecto Azul Cobalto, desde el año 2017, al menos 110 policías se han quitado la vida. El año en el que se registraron un mayor número de suicidios de integrantes de los cuerpos de seguridad en nuestro país fue en 2020 con 30 casos. Cifras tan alarmantes nos obligan a concientizar sobre los problemas a los que se enfrenta las corporaciones, por lo que es necesario mejorar sus condiciones laborales, esto implica un compromiso para dignificar su labor a través de capacitación, equipamiento adecuado y salarios justos y dignos que aseguren su bienestar y el de sus familias.

Asimismo, es fundamental establecer servicios de apoyos psicológicos accesibles y confidenciales para los policías, incluyendo terapias individuales y grupales, así como programas de bienestar mental. Estos programas deben estar disponibles de manera continua y adaptarse a las necesidades y realidades que enfrentan los agentes en su entorno laboral. Fortalecer la concientización sobre la salud mental es una tarea pendiente del Estado mexicano y debe ser prioritario para quienes protegen a la ciudadanía.