/ miércoles 31 de enero de 2018

La educación disruptiva transforma el aprendizaje

En la actualidad hablar de educación disruptiva, es hablar de la forma de educación que rompe con lo establecido, interrumpiendo el tradicional modelo de transmisión de conocimientos. Una innovación disruptiva es aquella que rompe con el currículum, las metodologías y las modalidades transmisión del conocimiento, abriendo nuevas alternativas de aprendizaje.

La educación disruptiva permite la introducción de avances e innovaciones en los procesos educativos a través de las nuevas tecnologías y los nuevos usos que se abren en el ámbito comunicativo.

La transformación de los tiempos, los espacios, las metodologías y las jerarquías educativas establecidas desde la propia aula; y, la constante evolución de las tecnologías comunicativas, dan lugar a una combinación que aporta el caldo de cultivo necesario para poner en marcha innovaciones disruptivas, que propicien el desarrollo de nuevas formas de aprendizaje.

El docente actual, no puede ni debe permanecer al margen de las posibilidades que brindan las tecnologías para profundizar en transformaciones metodológicas que, aunque puedan encontrar nuevas denominaciones, lo cierto es que han estado presentes en el desarrollo histórico de la pedagogía.

Es así como propuestas pedagógicas como las de Dewey, Montessori, Freinet, Decroly o Freire, encuentran actualmente una razón de convertirse en propuestas reestructurarles y de fácil adaptación para los procesos de aprendizajes que se impulsan en los centros educativos actuales.

Las innovaciones disruptivas parten del concepto del alumnado como constructor de su propio aprendizaje. En este sentido, otorgan gran importancia al respeto de los ritmos personales de aprendizaje, proponiendo el uso de un currículo abierto que garantice el acceso de todo el alumnado a una formación completa, haciéndole crecer personal y académicamente.

Por lo tanto, para llevar a cabo un proceso de educación disruptiva en el aula, la labor docente se centra en propiciar espacios que generen nuevas experiencias en el alumnado. Es necesario tener claro que los actores del proceso enseñanza y de aprendizaje deben estar abiertos constantemente a transformar los espacios, los horarios, la metodología y en definitiva, la forma en que organizamos el aprendizaje en clase, para permitir que puedan producirse transformaciones importantes y disruptivas que amplíen los conocimientos, confiando que el aprendizaje, siempre se abre camino desde el interés personal.

Entonces para que exista una educación disruptiva necesitamos provocar una ruptura educativa con respecto al estado actual. Pero esta ruptura no significa destruir sino una disrupción educativa para crear de acuerdo con nuestras propias diferencias y estilos de aprendizaje, la manera más sencilla de entender nuestro entorno y prepararnos para crecer, innovar y transformarnos.

En conclusión, me quedo con uno de los puntos de la propuesta de la española María Acaso y sus cinco puntos de “La educación disruptiva”; cuando nos propone: para habitar el aula es necesario construir espacios agradables; cambiar los escenarios fríos y distantes por salones donde los estudiantes se sientan cómodos, haciendo que los alumnos personalicen sus espacios áulicos y así lo habiten cómodamente.

Espero que la presente participación haya sido de su interés, y concluyo compartiendo que es fundamental recordar que... "Solo existe saber en la invención, en la reinvención, y en la búsqueda inquieta" (Paulo Freire). VIVA LA VIDA. Correo: remj71@hotmail.com Twitter: @mtroreveles

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