A principios de septiembre se presentó a nivel internacional el Índice Global de Innovación 2020 (GII por sus siglas en inglés), con el interesante subtítulo “¿Quién financiará la innovación?”. En esta edición México se ubicó en el lugar 55 del ranking mundial y segundo lugar en Latinoamérica, con una calificación de 33.60 puntos sobre 100, y un rendimiento esperado de acuerdo con su nivel medio de ingresos y desarrollo.
Este resultado es similar a los de 2019 y 2018, anteriores a la pandemia. Por una parte, esto significa que nuestro país cuenta con instituciones sólidas y un ecosistema de CTI lo suficientemente robusto para mantener su posición a pesar de los recientes eventos adversos; pero también indica que no ha existido un avance significativo en el tema.
Lamentablemente en los próximos años el reto para México y todos los países será doble: por una parte, reactivar la economía después de los estragos causados por la pandemia, y además diseñar estrategias de inversión y financiamiento para fortalecer la ciencia, tecnología e innovación (CTI).
Precisamente en las conclusiones del GII 2020 se enfatiza el estrecho vínculo que existe entre la innovación y desarrollo socioeconómico, y se advierte que las inversiones en este rubro están disminuyendo aceleradamente. Por ello se realiza un llamado a los gobiernos de los países y al sector privado para que protejan y alienten este tipo de inversiones de manera amplia y no sólo en el sector de la salud, ya que han sido precisamente las soluciones basadas en CTI, como la digitalización de servicios, el teletrabajo y las tecnologías médicas, las que han evitado el colapso de la economía.
En este mismo sentido, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo publicó en mayo el documento La necesidad de proteger la financiación de la ciencia, la tecnología y la innovación durante y después de la crisis del COVID-19, en el que recuerda que los países que se recuperaron a mayor ritmo después de la crisis de 2008 fueron aquellos que siguieron apostando por consolidar su ecosistema de CTI.
Y en abril el Banco Interamericano de Desarrollo publicó Respuestas al COVID 19 desde la ciencia, la innovación y el desarrollo productivo, en donde se subraya la importancia de la ciencia, la tecnología y la innovación como determinantes para cualquier escenario de salida de la crisis y reactivación económica, partiendo de las capacidades existentes en América Latina.
La conclusión es clara: el impulso al CTI es indispensable no sólo para afrontar con éxito esta pandemia, sino también para la reactivación económica de todos los demás sectores. Si bien en estos momentos se requiere de una gran cantidad de recursos financieros y humanos enfocados en el área médica, es necesario comenzar a pensar en el futuro próximo, en el cual el CTI será un eje clave para el desarrollo socioeconómico sostenible y el bienestar de la población.
*Presidente Nacional de la Comisión de Innovación y Desarrollo – CCE
*Vicepresidente Nacional de Innovación – Canacintra