Doña Ifigenia Martínez Hernández fue una mujer leal a sus convicciones y, a la vez, desafiante a las ideas de su época. Pionera en casi todo, enamorada de su país, luchadora social, detonante de la apertura democrática e impulsora de la igualdad y la paridad de género. La maestra, junto con otras mujeres destacadas, abrieron brecha para que más mujeres tengan un destino distinto. Su historia de vida y su legado son inspiración para mujeres, jóvenes y niñas.

Doña Ifigenia fue una mujer de Estado; por ello, el Congreso de la Unión se reunió en Sesión de Congreso General para rendirle un emotivo y merecido homenaje con motivo de su lamentable muerte el pasado 5 de octubre.

La Maestra Ifigenia nació en 1925, año en el que no se les reconocían plenamente sus derechos a las mujeres, entre ellos el de votar y ser votadas. Cuando cumplió 18 años, las mujeres seguían sin poder votar; es más, soñar que se podía llegar a tener una mujer presidenta en el país era prácticamente impensable. Casi 100 años después, debido a la incansable lucha de la maestra y de muchas más mujeres, México tiene a la primera mujer Presidenta de la República y Doña Ifigenia le entregó la Banda Presidencial a la Dra. Claudia Sheinbaum.

El señor padre de Doña Ifigenia la animó a estudiar la carrera de economía bajo el argumento de que México requería de buenos economistas para impulsar el desarrollo del país y elevar la calidad de vida de las y los mexicanos. Estudió economía en la UNAM, fue la primera mujer mexicana en graduarse de la Maestría en Economía Política por la Universidad de Harvard y posteriormente hizo el doctorado. Cuando su esposo le propuso que lo acompañara a estudiar su posgrado en Harvard, Doña Ifigenia le replicó que no sólo lo acompañaría, sino que también iría a estudiar. Sus familiares cuentan la anécdota de que la maestra dijo que el día que recibió su carta de aceptación en la Universidad de Harvard fue uno de sus días más felices en su vida. Además, para cubrir sus gastos, la maestra trabajó en el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts).

Posteriormente, la maestra fue Directora de la entonces Escuela Nacional de Economía de la UNAM (hoy Facultad de Economía). La maestra destacó como pionera en los estudios sobre la desigualdad en México e hizo reflexiones revolucionarias para su tiempo: 1) una distribución más equitativa del ingreso es indispensable para el desarrollo y, 2) una mejor distribución del ingreso y una política laboral productiva contribuyen a la democracia.

La maestra fue galardonada con diversos premios y reconocimientos, entre ellos la Medalla Belisario Domínguez, que entrega el Senado, y la Medalla Sor Juana Inés de la Cruz, que entrega la Cámara de Diputados.

La principal motivación de la maestra fue servir a México con entrega y convicción. Cumplió y se despidió haciendo historia. ¡Hasta siempre querida Maestra!