/ jueves 8 de agosto de 2024

Evolución política ciudadana en 2024

En el último proceso electoral tanto en los estados como a nivel nacional la alianza político-electoral del PRI-PAN-PRD denominada “Fuerza y corazón por México” demuestro que las respectivas dirigencias nacionales o cúpulas partidistas definieron candidatas y candidatos, estrategias electorales y distribución monetaria para campañas, dejando a un lado un activo ideológico que motivo a miles de seguidores como fue el argumento de la ciudadanización de la política mexicana.

En la alianza progubernamental llamada “Sigamos haciendo historia” conformada por los partidos Morena, PT y PVEM lograron una importante cantidad millonaria de votos a favor, pero también se observó que las dirigencias tomaron importante cuota de poder para definir candidaturas, esquemas electorales propios y conjuntos, así como la asignación monetaria a campañas, fue notorio el caso de un artista antiamlo que la dirigencia nacional de Morena lo ubicó como diputado plurinominal.

Por ende, bien puede argumentarse que las cúpulas partidistas se basaron más en intereses de grupo que propuestas reales, factibles y pertinentes para el bienestar poblacional.

Por otro lado, en este pasado proceso electoral se observó que la ciudadanía es cada vez más analítica y emite mejores opiniones sobre temas que le impactan o interesan. El electorado está consciente que con su voto puede desplazar a un grupo político, a un partido o modificar el rumbo del desarrollo local y regional votando por la opción electoral que mejor le parezca. Esta es una verdadera evolución aprendida en elecciones desde décadas, el pueblo ya sabe que puede cambiar esquemas gubernamentales, es importante realidad.

Pero a varias semanas de la jornada electoral vemos que gran cantidad de miembros de la clase política mexicana parece aún no entienden cualitativamente dicha evolución, siguen con la idea de preservar su poder bajo una visión de ganar en la mesa jurídica y normativa lo que no lograron en las urnas, muy pocos estrategas políticos piensan objetivamente sobre las causas estructurales y coyunturales que originan cambiante situación política nacional.

Estos dos factores: la madurez irreversible de la ciudadanía para ejercer un cambio cuando se lo propone y la parcial incompetencia analítica de la clase política, son elementos fundamentales para comprender hacia dónde se dirigirá política-electoralmente el pueblo mexicano y la naturaleza de peticiones, apoyos y reclamos a los partidos incluido en el poder. Agréguese que los partidos políticos opositores no tienen visible capacidad de respuesta ante pasados resultados electorales adversos pues no se les observa como contrapeso efectivo y respetuoso.

Si la clase gobernante en el poder no cumple su futura gestión dando resultados prometidos y esperados entonces tendrían baja credibilidad y difícil gobernabilidad, ante la intensa campaña contraria a todo lo que proponga la autodenominada “Cuarta Transformación” que muestran partidos opositores y grupos afines. Ello llevaría a una severa crisis del sistema político mexicano y quizá hasta del Estado-Nación.

En el último proceso electoral tanto en los estados como a nivel nacional la alianza político-electoral del PRI-PAN-PRD denominada “Fuerza y corazón por México” demuestro que las respectivas dirigencias nacionales o cúpulas partidistas definieron candidatas y candidatos, estrategias electorales y distribución monetaria para campañas, dejando a un lado un activo ideológico que motivo a miles de seguidores como fue el argumento de la ciudadanización de la política mexicana.

En la alianza progubernamental llamada “Sigamos haciendo historia” conformada por los partidos Morena, PT y PVEM lograron una importante cantidad millonaria de votos a favor, pero también se observó que las dirigencias tomaron importante cuota de poder para definir candidaturas, esquemas electorales propios y conjuntos, así como la asignación monetaria a campañas, fue notorio el caso de un artista antiamlo que la dirigencia nacional de Morena lo ubicó como diputado plurinominal.

Por ende, bien puede argumentarse que las cúpulas partidistas se basaron más en intereses de grupo que propuestas reales, factibles y pertinentes para el bienestar poblacional.

Por otro lado, en este pasado proceso electoral se observó que la ciudadanía es cada vez más analítica y emite mejores opiniones sobre temas que le impactan o interesan. El electorado está consciente que con su voto puede desplazar a un grupo político, a un partido o modificar el rumbo del desarrollo local y regional votando por la opción electoral que mejor le parezca. Esta es una verdadera evolución aprendida en elecciones desde décadas, el pueblo ya sabe que puede cambiar esquemas gubernamentales, es importante realidad.

Pero a varias semanas de la jornada electoral vemos que gran cantidad de miembros de la clase política mexicana parece aún no entienden cualitativamente dicha evolución, siguen con la idea de preservar su poder bajo una visión de ganar en la mesa jurídica y normativa lo que no lograron en las urnas, muy pocos estrategas políticos piensan objetivamente sobre las causas estructurales y coyunturales que originan cambiante situación política nacional.

Estos dos factores: la madurez irreversible de la ciudadanía para ejercer un cambio cuando se lo propone y la parcial incompetencia analítica de la clase política, son elementos fundamentales para comprender hacia dónde se dirigirá política-electoralmente el pueblo mexicano y la naturaleza de peticiones, apoyos y reclamos a los partidos incluido en el poder. Agréguese que los partidos políticos opositores no tienen visible capacidad de respuesta ante pasados resultados electorales adversos pues no se les observa como contrapeso efectivo y respetuoso.

Si la clase gobernante en el poder no cumple su futura gestión dando resultados prometidos y esperados entonces tendrían baja credibilidad y difícil gobernabilidad, ante la intensa campaña contraria a todo lo que proponga la autodenominada “Cuarta Transformación” que muestran partidos opositores y grupos afines. Ello llevaría a una severa crisis del sistema político mexicano y quizá hasta del Estado-Nación.