Si contrastamos los escenarios estatales de hace 5 años con los de ahora, se tienen que admitir diferencias en los ejercicios gubernamentales, el dinamismo social y las expectativas reales de crecimiento y desarrollo. Hoy se advierte una marcada tendencia hacia la unidad para promover los consensos y lograr acuerdos, los sectores productivos, la clase política y una ciudadanía más informada y crítica, observan la muy saludable intencionalidad política gubernamental por consolidar comunicación política directa con el Poder Legislativo, es decir, con los diputados (as) de la LXV Legislatura del Estado, hay enlaces, aunque no suficientes ni totalmente incluyentes, con sectores productivos, se impulsa una integración de los municipios a la planificación del desarrollo para encarar los flagelos de violencia e inseguridad, se atisba un nuevo comportamiento que quiere dejar atrás los enconos provocados por los resultados electorales, que en Zacatecas han sido así: contrastantes.
Los llamados del gobernador David Monreal Ávila a sanear las finanzas municipales, la convocatoria a consolidar la coordinación en la estrategia de seguridad pública liderada en el país por Omar García Harfuch, el Secretario de Seguridad de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, que resulta más efectiva entre los gobiernos federal, estatal y municipales; las audiencias por la transformación que se retomaron en Sombrerete y continuarán hasta cubrir los 58 municipios, sin omitir por diferencias políticas e ideológicas a Fresnillo, Zacatecas capital y Jerez, y nadie, sean del PRI, PAN, PRD, MC, PVEM, PT o MORENA, a nadie pues, son indicadores de una renovada voluntad política por la reconciliación que como le hace falta a Zacatecas, porque no la hay y tampoco nadie la ha construido.
A nuestro juicio, esa es la interpretación del acontecer político de hoy en la entidad, que, con hechos y decisiones, se abren rutas hacia la unidad en la pluralidad y las diferencias, que ante todo anteponen el interés superior del estado, actitud civilizadora del quehacer político, sin exclusiones ni omisiones, indiferencia a marginación de las fuerzas opositoras al proyecto de planeación y ejecución de las modernas estrategias de desarrollo social y crecimiento económico. Sin regateos ni las inútiles discrepancias que en este proceso no dividen, las respuestas de los municipios son alentadoras de esa convivencia, desde Miguel Varela Pinedo en Zacatecas capital; con la prudente colaboración y participación de Javier Torres Rodríguez, en Fresnillo; de Rodrigo Ureño, en Jerez, donde el perredista que gobierna el Pueblo Mágico; hasta José Saldívar Alcalde, otro jerezano que gobierna el municipio de Guadalupe, en lo individual institucional y colectivamente, se suman al esfuerzo de todos, al movimiento progresista y transformador. Al menos, así se está leyendo, pero falta camino para consolidarlo.
Gobernantes y gobernados
Todos los gobernantes y gobernados tienen claro, que los problemas del atraso económico vienen desde hace cuatro décadas, de una crisis que se incrementó por la miopía de los sucesivos gobernantes estatales y municipales, que provocaron la disminución de la producción agropecuaria, el estancamiento industrial, hasta llegar a la crisis turística actual y a los demoledores efectos de la violencia e inseguridad. Los resultados han sido desastrosos con afectación directa y maligna contra las mayorías, y los momentos actuales son todavía de emergencia social, y para mayor desgracia, frente a esa compleja e inmensa problemática, surgen los negativos conflictos en la universidad, en el sistema educativo, entre los trabajadores del sistema de salud y los incesantes embates de la criminalidad.
Contemplar ese panorama nada halagador, obliga al atrevimiento una vez más, a confiar en la capacidad política de los gobiernos, las instituciones y la sociedad en su conjunto, a resolver civilizadamente las diferencias y solucionar los conflictos. Ciertamente, el escenario político estatal se ha transformado, antes de ver los frutos de las reformas, aquí se tiene que avanzar a través del diálogo en una renovada convivencia política e ideológica. Reconocer demandas y rezagos sociales y económicos, para encararlos cada quien, desde su trinchera, pero coincidentes en las estrategias de coordinación, como un frente diferenciado pero unido en el interés superior del estado, y en el caso de la violencia, admitir que ahora ya no es como antes, el temor a las balas y a la simulación de los abrazos, han sido superados con inteligencia y operaciones más contundentes.
Es muy importante que no se revivan los degradantes ataques con versiones y lenguajes soeces, ofensivos y degradantes, el pasado quedó atrás y ahora la nueva sensibilidad presidencial de una mujer, tiene que hacer cambiar los conceptos, los hechos y las realidades hacia la paz que urge como condición para crecer y avanzar con progreso y bienestar. Ya Zacatecas no debe situarse en un laberinto donde solo hay cartas de intención industrial, donde no existe creatividad para ascender turísticamente en los horizontes nacional e internacional, y donde no hay carácter para el entendimiento entre los diferentes, sin buscar el aniquilamiento, sino la suma de fuerzas para empujar hacia la recuperación de la grandeza de Zacatecas. ¿Será mucho pedir clase política hoy en el poder?
La hazaña debe ser de todos
En conclusión, nos guste o no, hay un nuevo basamento ideológico e institucional, al que se debe acoplar una responsable adaptación a fin de reconstruir sobre los errores, desvíos y corruptelas del pasado. En otras palabras, sin egoísmos ni arrogancias, los privilegios ni elitismos han de ser sustituidos por los cambios en favor de los que menos o nada tienen y que todavía son muchos, la gran mayoría de los mexicanos y zacatecanos. Y la insistencia es que todas y todos, los gobiernos, gobernados, instituciones, legisladores federales, senadores y diputados, los 30 diputados del Congreso local, el Poder Ejecutivo, y sin excluir a los magistrados y jueces del Poder Judicial, que también son gobierno. La hazaña tiene que ser de todos. Lo que no cabe ya, es la simulación, la flojera en la luego unos caen y la corrupción que no ha afectado a lo largo de los años, por lo menos, cuatro décadas.
Nos leemos la próxima semana.