/ domingo 17 de noviembre de 2024

Escenarios / El hospital, Milpillas y autopista, ¿cuándo?...

Los constructores zacatecanos claman trabajo, piden a gritos obra, se reportan listos para participar en las convocatorias (licitaciones) para mega obras que anunció justo hace 8 días la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, en su primera visita presidencial a Zacatecas. Son muchos los argumentos para señalar que en la cotidianidad no se debe abusar del tiempo de los demás y tampoco de las instituciones que tienen agendados y establecidos objetivos, metas a cumplir y que no deben ser alteradas. En el actual panorama de cambios y transformaciones del régimen, hay fechas y momentos que han de ser enlazados o embonados para que haya continuidad programática, sobre todo si se trata de acciones de gobierno y de estrategias de bienestar en favor de los pueblos y sus comunidades. Manos a la obra, pues, pero ya.

Los tiempos de Claudia Sheinbaum Pardo como presidenta de México, guardadas las proporciones, no son los tiempos de David Monreal Ávila como gobernante de Zacatecas, aunque se mueven como ejercicio de poder bajo los mismos principios de su partido MORENA, obvio que las dimensiones de su problemática a resolver, son distintas, pero los destinatarios son los mismos y en el estado han de ser coincidentes política e ideológicamente. Su reciente encuentro aquí en Guadalupe y Zacatecas capital, ha sido interpretado como otro esfuerzo de respaldo veraz y objetivo a las grandes necesidades y urgencias de las zacatecanas y zacatecanos, porque además de ella reiterar que cumplirá los compromisos que su antecesor dejó pendientes como: la federalización de la nómina magisterial, la presa de Milpillas y la autopista a Aguascalientes, hizo un agregado muy sentido y de gran impacto para la población, sobre todo la más necesitada, la edificación del hospital de especialidades o sea de tercer nivel, en Guadalupe, decisiones que han causado tremendo impacto positivo y formidables alientos al bienestar colectivo y familiar.

En el lenguaje de las nuevas generaciones que buscan e intentan construir un segundo piso, de pronto se contempla un panorama muy distinto al pasado inmediato o más claramente, al sexenio anterior, porque la gente creé en la sensibilidad de la señora presidenta, y es que, no hay de otra, Zacatecas merece respuestas ya, hoy, como gritaba aquel, ¡hoy, hoy, hoy¡(Vicente Fox) porque mañana o pasado mañana, será demasiado tarde, ya la gente también se harta de esperanzas e ilusiones o de sueños que siempre se prolongan o nunca se cumplen, de manera que no admite medias verdades mucho menos mentiras enteras y ya quiere ver las acciones de construcción con la intensidad requerida, para que antes de que concluya el gobierno de Monreal Ávila, las obras sean una realidad. ¿Será mucho pedir?

La exigencia ciudadana

Tempranamente, sin cortapisas, la población del estado se muestra exigente, no son tres años ni cinco o diez a la espera de estas obras, que debieron ser realizadas desde hace 30 o 40 años y ya no quieren ver otra vez las escenas de aflicción o conformismo porque otra vez no se lograron y quedaron solo en promesas. Tan solo hay que ver el ambiente embrujado que envuelve a la obra tan anunciada del segundo piso (viaducto elevado) en el bulevar principal, se ha suspendido varias fechas para iniciarlo y sigue el estancamiento, una obra encantada y contenida por la resistencia popular. Ese no es el ambiente que deba enredar a las obras anunciadas por la presidenta Sheinbaum y el gobernador Monreal. El propio mandatario estatal deberá convivir con los ejidatarios y propietarios de las tierras del proyecto Milpillas, llegar hasta Jiménez del Teúl y convencerlos con el interés superior del estado, ya no se trata de hacer otro circo o espectáculo de corrupción del quinquenio anterior, el diálogo, la veracidad, la lealtad, la comunicación franca y sincera, la justa negociación y razonable operación, han de ser los esfuerzos responsables y de compromiso que prevalezcan como acuerdos.

Por lo pronto, la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), capítulo Zacatecas que lidera Jorge Alberto de la Peña Díaz, tiene mucha razón al exponer que ya se proceda a las obras y se beneficie a contratistas locales, que sean generados los empleos necesarios en cada proyecto y que sean los zacatecanos, trabajadores y proveedores los beneficiados, que las inversiones queden en Zacatecas, los compromisos de la Presidenta han sido las mejores noticias de estos momentos de crisis económica y laboral, y urge la intervención del gobierno actual para que gestione que los beneficios queden a las empresas zacatecanas, de lograrlo, serán más de miles los trabajadores y la mitad de los constructores los beneficiados. Manos a la obra, es el grito y el reclamo de los zacatecanos que viven de la construcción.

Tres décadas perdidas

Hay que recordarle a los políticos y gobernantes emisarios del pasado y a las familias, comunidades y viejos luchadores sociales, que desde los prolegómenos del nuevo poderío de la cuarta transformación no ha habido un solo sexenio donde no se hable de esas obras que solo han sido huecas promesas, una y otra vez se levantaron las voces exigentes para que fueran alcanzadas y realizadas, pero grupos de interés opuestos, de otros partidos y de corrupción que impidieron la modernización para que Zacatecas entrara al ritmo del crecimiento económico y desarrollo regional, junto a San Luis Potosí, Aguascalientes, Jalisco, Durango, Coahuila y Guanajuato, ya no están, y ahora se puede considerar que fuerzas progresistas tienen enfrente la maravillosa oportunidad de al fin cumplir a Zacatecas y a los zacatecanos, que para iniciar una nueva etapa de vigoroso desarrollo, urgen la construcción de esas obras prioritarias: hospital de tercer nivel, Milpillas y la autopista. Serán obras de justicia social, concreción de igualdad y conquista de equilibrios en el bienestar social comunitario y familiar. Manos a la obra, pero ya. Ya no más robos de tiempo a Zacatecas, quien, por lo menos, lleva tres décadas perdidas.

Ahora bien, para que todo lo anterior se una realidad, además, de la eficiente gestión, se partirá siempre del Presupuesto de Egresos del año fiscal en turno que, dicho sea de paso, entrará en una discusión en los próximos días en la LXV Legislatura del Estado. Y aunque el panorama no es nada halagüeño, porque se pronostica un recorte al gasto de Zacatecas, habrá que esperar cómo queda finalmente. La apuesta en estos momentos es de que, la entidad, reciba alrededor de 41 mil millones de pesos en el 2025. Vamos, para llevar a la realidad las mega obras en cuestión siempre será un factor el maldito dinero.


Nos leemos la próxima semana.

Los constructores zacatecanos claman trabajo, piden a gritos obra, se reportan listos para participar en las convocatorias (licitaciones) para mega obras que anunció justo hace 8 días la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, en su primera visita presidencial a Zacatecas. Son muchos los argumentos para señalar que en la cotidianidad no se debe abusar del tiempo de los demás y tampoco de las instituciones que tienen agendados y establecidos objetivos, metas a cumplir y que no deben ser alteradas. En el actual panorama de cambios y transformaciones del régimen, hay fechas y momentos que han de ser enlazados o embonados para que haya continuidad programática, sobre todo si se trata de acciones de gobierno y de estrategias de bienestar en favor de los pueblos y sus comunidades. Manos a la obra, pues, pero ya.

Los tiempos de Claudia Sheinbaum Pardo como presidenta de México, guardadas las proporciones, no son los tiempos de David Monreal Ávila como gobernante de Zacatecas, aunque se mueven como ejercicio de poder bajo los mismos principios de su partido MORENA, obvio que las dimensiones de su problemática a resolver, son distintas, pero los destinatarios son los mismos y en el estado han de ser coincidentes política e ideológicamente. Su reciente encuentro aquí en Guadalupe y Zacatecas capital, ha sido interpretado como otro esfuerzo de respaldo veraz y objetivo a las grandes necesidades y urgencias de las zacatecanas y zacatecanos, porque además de ella reiterar que cumplirá los compromisos que su antecesor dejó pendientes como: la federalización de la nómina magisterial, la presa de Milpillas y la autopista a Aguascalientes, hizo un agregado muy sentido y de gran impacto para la población, sobre todo la más necesitada, la edificación del hospital de especialidades o sea de tercer nivel, en Guadalupe, decisiones que han causado tremendo impacto positivo y formidables alientos al bienestar colectivo y familiar.

En el lenguaje de las nuevas generaciones que buscan e intentan construir un segundo piso, de pronto se contempla un panorama muy distinto al pasado inmediato o más claramente, al sexenio anterior, porque la gente creé en la sensibilidad de la señora presidenta, y es que, no hay de otra, Zacatecas merece respuestas ya, hoy, como gritaba aquel, ¡hoy, hoy, hoy¡(Vicente Fox) porque mañana o pasado mañana, será demasiado tarde, ya la gente también se harta de esperanzas e ilusiones o de sueños que siempre se prolongan o nunca se cumplen, de manera que no admite medias verdades mucho menos mentiras enteras y ya quiere ver las acciones de construcción con la intensidad requerida, para que antes de que concluya el gobierno de Monreal Ávila, las obras sean una realidad. ¿Será mucho pedir?

La exigencia ciudadana

Tempranamente, sin cortapisas, la población del estado se muestra exigente, no son tres años ni cinco o diez a la espera de estas obras, que debieron ser realizadas desde hace 30 o 40 años y ya no quieren ver otra vez las escenas de aflicción o conformismo porque otra vez no se lograron y quedaron solo en promesas. Tan solo hay que ver el ambiente embrujado que envuelve a la obra tan anunciada del segundo piso (viaducto elevado) en el bulevar principal, se ha suspendido varias fechas para iniciarlo y sigue el estancamiento, una obra encantada y contenida por la resistencia popular. Ese no es el ambiente que deba enredar a las obras anunciadas por la presidenta Sheinbaum y el gobernador Monreal. El propio mandatario estatal deberá convivir con los ejidatarios y propietarios de las tierras del proyecto Milpillas, llegar hasta Jiménez del Teúl y convencerlos con el interés superior del estado, ya no se trata de hacer otro circo o espectáculo de corrupción del quinquenio anterior, el diálogo, la veracidad, la lealtad, la comunicación franca y sincera, la justa negociación y razonable operación, han de ser los esfuerzos responsables y de compromiso que prevalezcan como acuerdos.

Por lo pronto, la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), capítulo Zacatecas que lidera Jorge Alberto de la Peña Díaz, tiene mucha razón al exponer que ya se proceda a las obras y se beneficie a contratistas locales, que sean generados los empleos necesarios en cada proyecto y que sean los zacatecanos, trabajadores y proveedores los beneficiados, que las inversiones queden en Zacatecas, los compromisos de la Presidenta han sido las mejores noticias de estos momentos de crisis económica y laboral, y urge la intervención del gobierno actual para que gestione que los beneficios queden a las empresas zacatecanas, de lograrlo, serán más de miles los trabajadores y la mitad de los constructores los beneficiados. Manos a la obra, es el grito y el reclamo de los zacatecanos que viven de la construcción.

Tres décadas perdidas

Hay que recordarle a los políticos y gobernantes emisarios del pasado y a las familias, comunidades y viejos luchadores sociales, que desde los prolegómenos del nuevo poderío de la cuarta transformación no ha habido un solo sexenio donde no se hable de esas obras que solo han sido huecas promesas, una y otra vez se levantaron las voces exigentes para que fueran alcanzadas y realizadas, pero grupos de interés opuestos, de otros partidos y de corrupción que impidieron la modernización para que Zacatecas entrara al ritmo del crecimiento económico y desarrollo regional, junto a San Luis Potosí, Aguascalientes, Jalisco, Durango, Coahuila y Guanajuato, ya no están, y ahora se puede considerar que fuerzas progresistas tienen enfrente la maravillosa oportunidad de al fin cumplir a Zacatecas y a los zacatecanos, que para iniciar una nueva etapa de vigoroso desarrollo, urgen la construcción de esas obras prioritarias: hospital de tercer nivel, Milpillas y la autopista. Serán obras de justicia social, concreción de igualdad y conquista de equilibrios en el bienestar social comunitario y familiar. Manos a la obra, pero ya. Ya no más robos de tiempo a Zacatecas, quien, por lo menos, lleva tres décadas perdidas.

Ahora bien, para que todo lo anterior se una realidad, además, de la eficiente gestión, se partirá siempre del Presupuesto de Egresos del año fiscal en turno que, dicho sea de paso, entrará en una discusión en los próximos días en la LXV Legislatura del Estado. Y aunque el panorama no es nada halagüeño, porque se pronostica un recorte al gasto de Zacatecas, habrá que esperar cómo queda finalmente. La apuesta en estos momentos es de que, la entidad, reciba alrededor de 41 mil millones de pesos en el 2025. Vamos, para llevar a la realidad las mega obras en cuestión siempre será un factor el maldito dinero.


Nos leemos la próxima semana.