Ayer, en el Senado de la República, tomamos una decisión trascendental al reelegir a Rosario Piedra Ibarra como presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) para el periodo 2024-2029. Esta reelección, no debe interpretarse como un cheque en blanco, sino como una oportunidad para redoblar esfuerzos en la defensa y protección de los derechos humanos en nuestro país.
La CNDH tiene un papel crucial en la atención a las víctimas de violaciones a los derechos humanos. En Zacatecas, como en el resto de México, hemos sido testigos de casos graves donde la intervención de la CNDH ha sido vital para garantizar justicia y reparación. Sin embargo, hay un bloque opositor que cuestiona la gestión de la presidenta Piedra Ibarra con críticas y controversias. Es por ello que su reelección debe venir acompañada de un compromiso renovado e indudable a favor de las víctimas.
La confianza que depositamos ayer en la presidenta Piedra Ibarra implica una responsabilidad mucho más grande pues esperamos que en este nuevo periodo se fortalezcan los mecanismos de atención a víctimas, se mejore la transparencia en las investigaciones y se promueva una mayor colaboración con organizaciones de la sociedad civil.
La CNDH debe ser una luz de esperanza y justicia para quienes han sufrido o sentido que sus derechos han sido vulnerados, y esto solo se logrará con un trabajo incansable y comprometido.
Por nuestra parte, amigas y amigos, ustedes saben que hemos trabajado arduamente para mejorar las condiciones de vida de nuestros ciudadanos, y la defensa de los derechos humanos es una prioridad en mi agenda. La reelección de la presidenta de la CNDH debe ser vista como una oportunidad para fortalecer estos esfuerzos a nivel nacional. Es imperativo que la CNDH actúe con independencia y firmeza, sin querer quedar bien con nadie, que su labor se enfoque en la protección efectiva de los derechos de todos los mexicanos.
Yo sigo con mi compromiso firme de vigilar de cerca el desempeño de la CNDH y sobre todo colaborar en lo que sea necesario para que esta institución cumpla con su mandato de manera efectiva. La reelección de Rosario Piedra Ibarra no es un fin en sí mismo, sino el inicio de una nueva etapa que debe estar marcada por una mejor atención y con el compromiso inquebrantable hacia las víctimas.
Estamos ante una oportunidad para renovar nuestro compromiso con los derechos humanos. Confiamos en que la presidenta Piedra Ibarra redoblará sus esfuerzos para atender a las víctimas y fortalecer la institución que encabeza.
Amigas y amigos, soy su amigo, Saúl Monreal, nos leemos en la próxima colaboración.