La continuidad de una institución social como el ISSSTEZAC pende de un hilo, toda vez que por la situación que atraviesa, y la falta de voluntad política de todos los actores, está más cerca que nunca la extinción de seguridad social que es propiedad de los trabajadores.
No hay viabilidad al corto plazo y la falta de liquidez obliga a tomar la decisión, misma que no depende sólo de la voluntad del director general, depende de lo que quiera el gobernador y determinar quién va a cargar con el costo político.
En el papel, el ISSSTEZAC tiene un patrimonio cercano a los dos mil millones de pesos, pero en la realidad, no rebasa los mil millones, ya que no hay un inventario actualizado de todo el patrimonio del instituto.
Esos mil millones se encuentran en 47 propiedades inmobiliarias, de las que el 50 por ciento no cuenta con el título de propiedad. No tienen escrituras.
El diagnóstico dice ya que por cada 3.5 trabajadores activos que cotizan al ISSSTEZAC, hay un jubilado, y que por ahora suman cinco mil, que representan una carga financiera de 87 millones de pesos.
En junio viene un paquete de unas mil solicitudes de jubilación, lo que elevaría en una quinta parte el valor de la nómina de jubilados, que en números absolutos habrá que pagar poco más de 17 millones de pesos mensuales más.
Es un escenario impagable, no hay forma de que eso alcance y mantenga a flote una institución que no puede con la carga financiera de años de desastre y uso rudo de la institución, especialmente por parte de los directivos y líderes en turno de los sindicatos.
Los resultados de la auditoría están a la vista, cuál va a ser el costo político del gobernador, procesar a políticos y funcionarios del pasado, o bien reformar la Ley para darle viabilidad a la institución. Eso se llama voluntad política.
La única forma que tiene el ISSSTEZAC de sobrevivir es la reforma legal, lo que significa que en esta discusión habrá ganadores y perdedores, los primeros serían los trabajadores cotizantes y jubilados y pensionados, pero de los perdedores quién estaría en disponibilidad de cargar con el costo político de esa reforma.
Por lo pronto queda claro que el ISSSTEZAC está sólo en la decisión. No hay voluntad política del gobernador ni de ningún otro actor, mucho menos de los sindicatos, quienes, a pesar de contar, en buena medida con doble seguridad social, no están dispuestos a perder ningún “derecho” conquistado, aunque eso signifique matar a la gallina de los huevos de oro.
El ISSSTEZAC está enfermo de muerte, o lo reforman de fondo para darle viabilidad al mediano plazo, o el 2023 será recordado como el año en el que cerró sus puertas en forma definitiva.