Dra. Julieta del Río
¿El uso de la Inteligencia Artificial (IA) representa un riesgo para la sociedad? ¿Por qué se pretende regular su uso en las naciones más desarrolladas? ¿Es cierto que esta tecnología reemplazará a los trabajadores actuales? Estas y otras preguntas son constantes en los foros y conversatorios que se realizan en torno al desarrollo de la nueva tecnología que utiliza algoritmos para llevar a cabo determinadas tareas de forma automática simulando las capacidades de un ser humano. La IA por sí misma no expone a algún peligro a sus usuarios, pero es deseable que durante su crecimiento y aplicación tenga un acompañamiento regulado por el marco normativo del país donde se implementa.
Actualmente la inteligencia artificial está al alcance de cualquier persona usuaria de internet. Existen innumerables aplicaciones, páginas web y software que en mayor o menor medida contiene algoritmos para cumplir con funciones específicas. Se utiliza en la creación de imágenes como Chat GPT, traductores como DeepL, o música con AIVA que inundan las redes sociales. Incluso es común que grandes empresas utilicen IA en sus chatbots para responder dudas de sus clientes. En el INAI, nuestro Centro de Atención a la Sociedad conocido como CAS, tiene un operador virtual llamado CAVINAI que orienta a las personas sobre las mejores rutas para resolver sus dudas sobre transparencia y el cuidado de sus datos personales.
El uso de nuevas tecnologías genera desconcierto en las personas y se alimenta de la desinformación. Si a esto sumamos la poca certeza normativa en la materia, se genera una brecha preocupante. Sin embargo, no todos los usos de la IA son de acceso público ni tienen el mismo nivel de riesgo.
En otro extremo encontramos los usos médicos de esta tecnología para crear prótesis, realización de cirugías con robots, experimentos sobre enfermedades y epidemias, Este tipo de aplicaciones, son de interés de los gobiernos pues su desarrollo y aplicación pueden ayudar a la sociedad.
Entre las pocas iniciativas en el desarrollo y estudio de inteligencia artificial en nuestro país, el Tecnológico de Monterrey Campus Guadalajara anunció su primer laboratorio conocido como G.AI.L (Generative AI Lab), que arrancará en 2024 con la inversión de la empresa Wizeline. No obstante, en los centros de investigación públicos poco se ha avanzado para no tener un rezago en la generación de profesionistas especializados.
Las leyes actuales en México no contemplan la regulación de la IA. Incluso la reciente “Ley General en materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación”, no previó un análisis comparado con la regulación internacional en este rubro. Mientras que propuestas del sexenio anterior como la “Estrategia de Inteligencia Artificial de México” de 2018 que proponía la formación de expertos en tecnología y coordinación gubernamental han sido abandonadas.
Actualmente existen iniciativas o mesas de trabajo que están buscando que este tema se priorice en nuestro país, por ejemplo, la Alianza Nacional De Inteligencia Artificial que está realizando conversatorios sobre el Impacto y retos del uso de Inteligencia. Debemos abrir el debate para analizan cómo esta tecnología puede fortalecer la democracia y la transparencia, mientras se establecemos estrategias para reducir sus riesgos en nuestro día a día.
@JulietDelrio