El pasado fin de semana en la ciudad de San Luis Potosí se llevó a cabo la Quinta Cumbre Latinoamericana de Facilitadores Grupales (CUMLAF) correspondiente al 2024, donde participaron 12 países. Fue organizada por la Agencia Impulso que se localiza en esa ciudad y la Escuela Internacional de Facilitadores Grupales cuya sede está en Lima, Perú.
Un facilitador grupal es la persona que coordina cursos cortos para grupos de trabajadores o público en general que mediante dinámicas motivacionales contribuyen a reflexionar sobre aspectos personales y colectivos en un centro laboral que puede ser empresa, oficina gubernamental o escuela. Quienes reciben esta capacitación adquieren otra forma de entender y realizar relaciones entre personas con nuevos conocimientos, habilidades y actitudes, tendrán pensamientos positivos y por tanto mejor calidad de vida y que decanta en buen ambiente de trabajo.
Los facilitadores grupales a su vez son capacitados por otros facilitadores expertos con mayor grado de conocimientos y habilidades interpersonales para inducir a trabajar en equipo con objetivos precisos de cambio de mentalidad y actitudes. A este segmento de profesionales estuvo dirigido el encuentro latinoamericano.
La reflexión compartida en la CUMLAF 2024 es que los facilitadores grupales generan una nueva cultura del desempeño individual y colectiva, por ende su función es de trascendencia en tiempo y espacio por el cambio inducido de pensamiento para mejora continua, de valorar y apreciar a personas que nos rodean, así como reinterpretar la manera de trabajar con productividad, calidad y armonía. Dicho cambio se genera primeramente en la persona que acude a este tipo de cursos cortos, luego con su mentalidad evolucionada bien puede propiciar una relación familiar armoniosa, con compañeros de trabajo e incluso en el segmento social donde se desenvuelva. Este es factor de trascendencia en espacio y tiempo. Por tanto, la función social de un facilitador grupal bien puede considerarse como agente de cambio en su ámbito social, que si sus capacitados o asistentes a respectivos cursos cortos realmente comprenden y aplican lo aprendido entonces a su vez también serán agentes de cambio y así sucesivamente con quienes le rodean, es lo que en química se llama reacción en cadena que en este caso es de nuevas actitudes y otra forma de ver la vida en familia y trabajo.
Además, los facilitadores grupales contribuyen a disminuir la pobreza mental y emocional en personas que asisten a sus cursos cuando se valora el trabajo individual y grupal desde una perspectiva emocional y de conocimientos basada en valores humanos, por tanto, también de manera indirecta contribuyen a disminuir la pobreza monetaria por incremento salarial según desempeño. Este contexto está en varios Objetivos del Desarrollo Sostenible 2030 de la ONU, de ahí que espacialmente su función sea de carácter global o mundializada.
Bien por los organizadores y asistentes a esa CUMLAF 2024, “el camino se hace al andar”.
El pasado fin de semana en la ciudad de San Luis Potosí se llevó a cabo la Quinta Cumbre Latinoamericana de Facilitadores Grupales (CUMLAF) correspondiente al 2024, donde participaron 12 países. Fue organizada por la Agencia Impulso que se localiza en esa ciudad y la Escuela Internacional de Facilitadores Grupales cuya sede está en Lima, Perú.
Un facilitador grupal es la persona que coordina cursos cortos para grupos de trabajadores o público en general que mediante dinámicas motivacionales contribuyen a reflexionar sobre aspectos personales y colectivos en un centro laboral que puede ser empresa, oficina gubernamental o escuela. Quienes reciben esta capacitación adquieren otra forma de entender y realizar relaciones entre personas con nuevos conocimientos, habilidades y actitudes, tendrán pensamientos positivos y por tanto mejor calidad de vida y que decanta en buen ambiente de trabajo.
Los facilitadores grupales a su vez son capacitados por otros facilitadores expertos con mayor grado de conocimientos y habilidades interpersonales para inducir a trabajar en equipo con objetivos precisos de cambio de mentalidad y actitudes. A este segmento de profesionales estuvo dirigido el encuentro latinoamericano.
La reflexión compartida en la CUMLAF 2024 es que los facilitadores grupales generan una nueva cultura del desempeño individual y colectiva, por ende su función es de trascendencia en tiempo y espacio por el cambio inducido de pensamiento para mejora continua, de valorar y apreciar a personas que nos rodean, así como reinterpretar la manera de trabajar con productividad, calidad y armonía. Dicho cambio se genera primeramente en la persona que acude a este tipo de cursos cortos, luego con su mentalidad evolucionada bien puede propiciar una relación familiar armoniosa, con compañeros de trabajo e incluso en el segmento social donde se desenvuelva. Este es factor de trascendencia en espacio y tiempo. Por tanto, la función social de un facilitador grupal bien puede considerarse como agente de cambio en su ámbito social, que si sus capacitados o asistentes a respectivos cursos cortos realmente comprenden y aplican lo aprendido entonces a su vez también serán agentes de cambio y así sucesivamente con quienes le rodean, es lo que en química se llama reacción en cadena que en este caso es de nuevas actitudes y otra forma de ver la vida en familia y trabajo.
Además, los facilitadores grupales contribuyen a disminuir la pobreza mental y emocional en personas que asisten a sus cursos cuando se valora el trabajo individual y grupal desde una perspectiva emocional y de conocimientos basada en valores humanos, por tanto, también de manera indirecta contribuyen a disminuir la pobreza monetaria por incremento salarial según desempeño. Este contexto está en varios Objetivos del Desarrollo Sostenible 2030 de la ONU, de ahí que espacialmente su función sea de carácter global o mundializada.
Bien por los organizadores y asistentes a esa CUMLAF 2024, “el camino se hace al andar”.